Los insectos que beben lágrimas
Es un comportamiento que comparten algunas mariposas, polillas y moscas. La lacrifagia es la ingesta de lágrimas. Las obtienen de mamíferos y reptiles de gran tamaño y de algunas aves. Son los insectos que beben lágrimas.
La lacrifagia es una alimentación suplementaria que busca micronutrientes. ¿Qué nutrientes se obtienen de la lacrifagia? Se han sugerido el sodio y el nitrógeno, fundamentalmente. Las lágrimas son abundantes en sal, que es de donde obtiene el sodio. Y también en proteínas, de donde extraen aminoácidos y nitrógeno algunos insectos lacrífagos.
Reproducción y lágrimas
Esos nutrientes influyen en los procesos metabólicos de los insectos que los consumen. Por ejemplo, el sodio. Es fundamental para la ósmosis celular y la actividad neuromuscular. También para la absorción de aminoácidos en el intestino. Sin embargo, la utilidad de la lacrifagia va mucho más allá.
Un par de datos que conectan la lacrifagia con la reproducción. En la mayoría de especies de lacrífagos, los machos se alimentan de lágrimas. Este comportamiento no aparece en las fases de desarrollo previas a la madurez sexual. La lacrifagia es característica generalmente de machos sexualmente maduros.
Los insectos que beben lágrimas obtienen beneficios de esta conducta. Entre ellas, mejoras fisiológicas. Proporcionarían a los machos un acceso ventajoso a las hembras. Y esto aumentaría sus probabilidades de tener descendencia. Sin embargo, existe otro camino para alcanzar el mismo resultado. Se puede donar los nutrientes a la hembra durante el apareamiento. Esta estrategia se conoce como ‘regalo nupcial’. Es una inversión paternal destinada a maximizar su progenie y la ‘calidad’ de la misma.
Sin desperdicio
Las hembras podrían utilizar este nutritivo regalo para producir un mayor número de huevos. También, para transferírselo a las larvas. Así aumentan sus probabilidades de supervivencia y alcanzan la etapa reproductiva más pronto. Los genes parentales se transfieran a las generaciones subsiguientes.
La lacrifagia es un buen ejemplo de que nada se desaprovecha en la naturaleza. Hasta una efímera lágrima puede servir a otros organismos para sobrevivir o perpetuarse en el tiempo.