Los gusanos decapitados retienen recuerdos y los transfieren a sus nuevos cerebros
La Univerisdad de Tufts ha realizado un sorprendente descubrimiento: las planarias, unos gusanos planos no parasitarios, y con una fascinante capacidad regenerativa con la cual pueden volver a producir cualquier parte de su cuerpo, pueden poner en práctica sus aprendizajes si se les corta la cabeza y esta vuelve a crecer.
Los autores del experimento esperan que este hallazgo marque el comienzo de nuestra comprensión de cómo la memoria puede almacenarse en el tejido de nuestro cuerpo, y después ser «rescatada», un método útil para la medicina regenerativa cuando se avanza hacia etapa en el que el tejido cerebral humano pudiera ser reemplazado o repuesto con células madre.
La capacidad regenerativa de la planaria se basa en unas células madre adultas pluripotentes, que forman casi el 20% de las células totales de su cuerpo. Esto hace que puedan generar cualquier célula del cuerpo. Un estudio en 1988 demostró que una planaria sería capaz de reconstruirse gracias a un fragmento tan pequeño como la 279ª parte de su cuerpo original.
Según los autores, la razón de que no se haya investigado más profundamente las capacidades regenerativas de este invertebrado está asociada a su cognición. Sin embargo, los nuevos investigadores creen que se podría superar esta barrera, utilizando la tecnología de seguimiento de vídeo.
Las planarias tienen una aversión hacia la luz. Así pues, se les construyó un escenario en el que se les animaba a entrar en la luz para alimentarse, acostumbrándolas así a hacerlo regularmente. Dos grupos de gusanos planos se colocaron en dos entornos diferentes, una con una superficie estriada y otra lisa. Luego, los investigadores iluminaron una porción de este terreno, colocando comida allí para ver si iban a buscarlo. Los gusanos fueron filmados durante diez días, midiendo cuán reacios eran de ir hacia la luz. Los de la superficie con textura rugsosa superaron su ‘fobia’ a la luz mucho más rápido que los gusanos con la superficie plana.
Para seguir con la investigación, los expertos cortaron las cabezas de los gusanos. Unos 14 días más tarde, cuando se regeneraron, todos ellos fueron colocados en una placa de Petri y repitieron la prueba de la luz una vez más. Todos eran reacios a ir hacia la luz, pero los que originalmente estaban viviendo en la superificie rugosa y se habían aventurado a ir, fueron un poco más rápido que el resto. A continuación, se les dio un descanso de cuatro días y se repitió el experimento desde el principio, y los gusanos fueron aún más rápidos.
«Hemos demostrado que los gusanos se familiarizan con el medio ambiente, y que esta memoria persiste durante, al menos, 14 días, el tiempo suficiente para que el cerebro se regenere», afirman los autores. «Además, mostramos que, aún aprendiendo una cosa y después cortándoles la cabeza, los recuerdos se codifican en algún punto que pueden volver a ser aprovechados».
Los autores no están del todo seguros de dónde almacenan sus recuerdos los gusanos, pero está claro que sucede en alguna parte fuera del cerebro, ya sea el sistema nervioso o algún tipo de memoria celular. Las hipótesis están abiertas.