Los fascinantes peces que escupen luces
Cuando hablamos de los mecanismos de defensa que los animales marinos adoptan para evitar ser devorados, pensamos en espinas puntiagudas, camuflaje o veneno. Sin embargo, los ostrácodos, un tipo crustáceo microscópico, emplean una defensa muy especial: la luz. Estos pequeños seres constituyen un alimento apetecible para los peces cardenales de las profundidades del océano. Pero cuando son engullidos por un pez liberan una sustancia que emite una luz muy potente, pues es su método de defensa. Así que, contrario a lo que podríamos pensar, el líquido escupido por el pez no proviene de éste, si no del ostrácodo.
La sustancia en sí no es tóxica para el pez, pero si la traga, su cuerpo brillará como un farolillo durante un tiempo, lo que lo hará visible a sus propios depredadores naturales. Por pura precaución, el pez cardenal escupe inmediatamente el ostrácodo que acaba de intentar comerse liberando un chorro de líquido luminoso. Luego se retira a un lugar más oscuro para evitar ser detectado.
A la producción de luz por parte de les seres vivos se la llama bioluminiscencia y se produce por la oxidación de un pigmento llamado luciferina y la acción de la enzima catalizadora luciferasa. Se trata de una conversión directa de la energía química en energía lumínica. Es un fenómeno muy extendido en animales acuáticos y les permite ser vistos en la oscuridad de las profundidades marinas. Generalmente forma parte de una estrategia de apareamiento, un ritual de cortejo, pero en el caso de los ostrácodos sirve para poner al descubierto al animal que los ataca.
Como última curiosidad citar que, durante la II Guerra mundial, los japoneses empleaban estos organismos pulverizados como fuente de luz para leer un mensaje o un mapa en la jungla, con sólo añadir un poco de agua.
Helen Czerski, una oceanógrafa, creó un vídeo en el que nos explica el funcionamiento de este método de protección tan ingenioso. En él podrás ver como la oceanógrafa tira un puñado de ostrácodos pulverizados al pez cardinal, que intenta engullirlos y los escupe al acto, emitiendo un chorro de luz.