Los elefantes se llaman por sus nombres
Es una nueva investigación en la revista Nature Ecology and Evolution. Eporta pruebas de que los elefantes se dirigen unos a otros con llamadas, o nombres, que son específicos de cada individuo. Sí: los elefantes se llaman por sus nombres. ¿Cómo lo hacen?
«Pensábamos que esto era exclusivo de las personas», afirma George Wittemyer. Es profesor de biología de la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos). Revisaron grabaciones realizadas entre 2019 y 2022 en múltiples reservas naturales. En total, 101 elefantes de la sabana africana que hicieron 469 llamadas distintas a 117 destinatarios.
Algoritmos
Los elefantes producen toda una gama de vocalizaciones, desde trompetas y ladridos hasta muchos tipos de retumbos. Sus estructuras son complicadas. Los retumbos son sonidos de baja frecuencia, parcialmente fuera del alcance del oído humano. Pueden viajar por el suelo y durar entre medio segundo y 12 segundos. Esa diversidad puede contener mucha información, lo que dificulta su interpretación.
«Los nombres de los elefantes solo representan una pequeña parte de la variación en la llamada», afirman. Introdujeron los datos en un algoritmo informático. ¿Qué hallaron? Que las llamadas del mismo interlocutor al mismo receptor eran más similares que las llamadas del mismo interlocutor a diferentes receptores. Esto «indica que las llamadas eran específicas para cada receptor», afirma Pardo.
Pero hay interrogantes aún. Se busca saber si distintos elefantes utilizan el mismo nombre para dirigirse al mismo receptor. Puede que distintos elefantes utilicen derivados del nombre para dirigirse al mismo receptor. Algo parecido a los apodos.
Apodos
«Es como los apodos humanos. Liz, Elizabeth y Ellie tienen ciertos rasgos en común a pesar de ser palabras distintas. Es posible que distintos elefantes se dirijan al mismo individuo con etiquetas algo similares pero distintas», afirma Pardo.
Es cierto que para confirmar si los elefantes se llaman por sus nombres se debe ampliar la base estadística. Pero el estudio ofrece una nueva confirmación de la inteligencia de estos enormes animales. Y de sus desconocidas capacidades de comunicarse y pensar de forma abstracta.