Los antiguos pingüinos volaban
Se ven tan torpes andando… como hábiles en el agua. ¿Y en el aire? Sí, los antiguos pingüinos volaban. Los primeros pingüinos existieron hace unos 62 millones de años. Nadaban en aguas tropicales que quedaron sepultadas por la masa continental que hoy corresponde con Nueva Zelanda. Aquellos monstruos podían superar los 1,6 metros de alto. Prosperaban sin dificultad debido a la ausencia de depredadores. En algún momento decidieron cambiar. Usarían sus alas para desplazarse dentro del agua, en lugar de sobrevolar el mar.
Los primos lejanos
Hace 37 millones de años aparecieron en el hemisferio norte los denominados plotoptéridos. Eran unas aves marinas no voladoras emparentadas con los cormoranes y alcatraces actuales. Usaban sus alas –como aletas- para nadar. No consiguieron prosperar. Se extinguieron hace aproximadamente unos 25 millones de años.
Científicos del Instituto de Investigación Senckenberg y el Museo de Historia Natural de Frankfurt decidieron la relación entre ambas especies. El equipo lo lidera Gerald Mayr. Sus conclusiones han sido recopiladas en un estudio publicado en Journal of Zoological Systematics and Evolutionary Research .
Los protoptéridos se asemejaban mucho a los pingüinos. Ambas aves ancestrales desarrollaron estas características alas de forma independiente, sostienen los investigadores.
Descubrieron que tanto los plotoptéridos como los antiguos pingüinos tenían otras similitudes. Largos picos, además de unos huesos muy parecidos en el pecho y en los hombros, y unas alas muy similares. Esas coincidencias sugieren que ambos grupos de aves eran potentes nadadores. Usaban sus alas para propulsarse debajo del agua en busca de alimento. Además, algunas especies de ambos grupos tenían tamaños considerables. Los plotoptéridos más grandes conocidos podían superar los dos metros de largo. Y algunos pingüinos gigantes superaban de largo el metro y medio.
Cada uno por su camino
«Lo más sorprendente es que desarrollaron estas características compartidas de forma independiente —afirma la doctora Vanessa De Pietri, del Museo de Canterbury—. Este es un ejemplo de lo que llamamos convergencia evolutiva. Es cuando los organismos distantes relacionados desarrollan rasgos morfológicos similares en condiciones ambientales similares». Los plolotpéridos parecían pingüinos, nadaban como pingüinos, probablemente comían como pingüinos. Pero no eran pingüinos«.
«Compartían las mismas características locomotoras, por eso es probable que evolucionaron de igual manera”. Lo explica el doctor Mayr. Sugiere que este hecho podría explicar por qué las aves empezaron a usar las alas para nadar, en lugar de volar. “Los pingüinos fueron las primeras aves que desarrollaron esa capacidad”, sostiene el investigador. Si los antiguos pingüinos volaban, ¿cómo se produjo esa evolución convergente? ¿Existen más casos similares? ¿Por qué se extinguió aquella especie, pese a contar con las mismas habilidades que sus parientes, los pingüinos? “Es difícil saber -nos explica el doctor Mary- quizás por razones ecológicas, o debido a la competición por encontrar las mejores zonas de cría. Sea como fuere, posteriores investigaciones arrojarán nueva luz sobre estas y otras cuestiones.