Los animales también se enamoran
“Los animales también tienen corazón”. Además de afirmarlo literalmente, en el plano emocional esa frase también tiene sentido. No solo las personas se enamoran, los animales también lo hacen.
Los caballitos de mar son un ejemplo de ello. Expresan su amor cada amanecer nadando uno alrededor del otro, a modo de danza.
Los pingüinos también se enamoran. De hecho, memorizan la voz de su pareja e incluso, tras pasar meses separados, solo por la voz consiguen localizarse.
Otros animales que también expresan su amor son los titíes. Duermen como los humanos, juntos, y se emparejan con quien desean, además de tener conductas como las de las personas: se besan, bailan juntos, muestran su atracción, etc.
Además, los animales también sienten ese cosquilleo en el estómago. En el periodo en que se cortejan, sienten una inmensa energía que les impide dormir, además muchos de ellos se enamoran a primera vista.
Eso sí, aprovechan su amor al máximo, ya que el enamoramiento dura un tiempo determinado según la especie de la que se trate: semanas, días, e incluso segundos.