Las hormigas que se guían por un podómetro interno
Una inusual forma de ubicarse
¿Qué es un podómetro? Es ese dispositivo tan de moda, que nos permite contar los pasos que damos. Las personas que hacen deporte lo aman. Parece que todos quieren saber cuántos pasos se dan de una esquina a otra. Pero para ciertas hormigas, es mucho más que eso. Es su GPS particular. Las hormigas que se guían por un podómetro interno viven en el desierto más caliente del mundo.
Siguiendo el rastro
¿Cómo se guían normalmente las hormigas? Algunas de ellas se orientan gracias a que marcan el trayecto mediante feromonas. Luego, regresan por ese rastro, como Hansel y Gretel. Otras se fijan en determinados accidentes del terreno en el que se mueven.
Sin embargo, las hormigas que habitan en el desierto del Sáhara (Cataglyphis fortis) no utilizan ninguno de estos métodos. Pero pueden desplazarse grandes extensiones de terreno sin tener ningún punto de referencia. Fascinan a los biólogos por numerosas razones. Una de ellas es que ostentan el título de la hormiga más veloz del planeta. Son capaces de desplazarse a una velocidad de 3.6 Km/h.
Pasan las cuatro primeras semanas de vida en la oscuridad del refugio subterráneo. Allí cuidan a la reina y de sus crías, construyen cámaras, excavan y limpian los túneles del hormiguero.
Pasado ese tiempo abandonan el encierro y salen al exterior. Así calibran su complejo GPS. Durante un tiempo prudencial dan pequeños paseos exploratorios en torno al hormiguero. Allí soportan temperaturas que alcanzan los 53ºC. Y realizan giros fortuitos que les permitan mirar hacia el hormiguero cada pocos metros.
Probando la teoría
Las hormigas que se guían por un podómetro interno así gradúan su brújula interna. Ya pueden buscar comida. Su retorno siempre es una línea recta hacia el hormiguero, sin rodeos. ¿Cómo lo consiguen? De una forma sencilla y fascinante. Durante el trayecto de ida han grabado sucesivamente las diferentes direcciones que han tomado. También la distancia. Conociendo la longitud de su zancada, hacen un cálculo matemático basado en la inferencia.
Es una buena teoría. ¿Cómo probarla? Lo hizo un grupo de científicos germano-helvéticos, liderado por el alemán Matthias Wittlinger. Fabricó unos microzancos para hormigas, que adosaron a las patas de los insectos. Agrandaron su zancada. A otro grupo, se le mutiló un milímetro las patas, para tener zancadas menores.
Los científicos alejaron a las hormigas del hormiguero y allí manipularon sus patas. Todas las hormigas, sin excepción, erraron en la localización. Las zancudas se pasaron y las paticortas no llegaron al hormiguero. Se concluyó que el factor clave de estos himenópteros para volver a casa era la longitud de la zancada. Es decir, su podómetro interno.
Su maravilloso GPS les permite algo más. Añade una variable adicional relacionada con la proyección horizontal. Son capaces de computar en el territorio arenoso los pequeños valles y colinas que se encuentran en su trayecto.
Ahora puedes presumir en tus redes de la cantidad de pasos que diste hoy. Sería bueno que eso tenga también otra utilidad… pero estos son los tiempos que vivimos.