Las hormigas que encogen su cerebro
¿Existen las hormigas que encogen su cerebro? Pasa en la mayoría de las especies de hormigas. Los machos y la reina son los únicos miembros de la colonia que pueden reproducirse. Si la reina muere, el hormiguero está condenado a la desaparición. Pero ahora, investigadores de la Universidad de Nueva York y de Arizona hallaron algo. Una especie única. Sus obreras son capaces de transformarse físicamente para convertirse en la nueva reina. Son las hormigas que encogen su cerebro… y aumentan sus ovarios. Los hallazgos acaban de publicarse en la revista ‘ Proceedings of the Royal Society B‘.
Lucha por el poder
Se comprobó durante años de observación. Si la reina de una colonia de hormigas saltarinas indias (Harpegnathos saltator) muere, las otras luchan entre ellas. Quieren conseguir su puesto. ¿Qué pasa cuando una se alza con la victoria? Disminuye el tamaño de su cerebro y aumenta el de sus ovarios. Eso le permite asumir las funciones de reina.
Las competiciones consistían principalmente en pinchar a otras hembras con sus antenas. En algún momento, se llega a un consenso. Una de las participantes es declarada ganadora, si bien aún no está claro cómo se toma esta decisión. Mientras dura la ‘lucha’, las obreras continúan con su trabajo. Incluso las que participan en la contienda. Es decir, solo se ‘pinchan’ con las hormigas que encuentran a su paso durante el desempeño de sus tareas normales.
Nueva reina
Entonces, se establece la nueva reina. La obrera pasa a cambiar físicamente para convertirse en la nueva gestante de la colmena. Sus ovarios crecen para poblar el hormiguero y su cerebro se encoge hasta un 25%. Y no serían los únicos cambios. Deja de producir veneno y su comportamiento se modifica para esconderse de los intrusos. Por supuesto, deja de cazar para ser alimentada.
Los investigadores sacaron a algunas de las obreras de su colonia. Les hicieron competir por ser una nueva reina. Esperaron a que la elegida cambiase físicamente. Después, se volvió a introducir en el mismo hormiguero. Así es como descubrieron que las otras hormigas la acorralaron durante un tiempo sin dejar que se moviera. En ese momento su cuerpo volvió a cambiar para ser de nuevo una hormiga obrera. «Es un grado de plasticidad nunca antes visto en un insecto», señalan los autores. Las hormigas que encogen su cerebro desafían todos los registros.