Las hormigas caníbales del búnker nuclear
Podría ser un buen título para una película de terror. Pero no, se trata de una investigación publicada en el Journal of Hymenoptera Research. En ella, describen las condiciones imposibles en las que una colonia de hormigas rojas europeas de la madera (Formica polyctena) sobrevivieron. Para conseguirlo, se volvieron caníbales. Sí: esta es la historia de las hormigas caníbales del bunker nuclear.
De murciélagos a hormigas
Todo en una base nuclear subterránea en Polonia en 2010. El complejo fue abandonado a su suerte, lo que convirtió a sus dos habitaciones en lugares de descanso para los murciélagos en invierno. Un grupo de científicos fue con la intención de monitorizar a estos mamíferos voladores. Pero la enorme cantidad de estos insectos en el lugar, en los diferentes años que se acercaron al búnker abandonado, les llamó la atención. Así que intentaron encontrar la respuesta a lo que allí estaba ocurriendo.
La sorpresa fue que el número de hormigas se mantenía pese a que estaban atrapadas. En 2013 los investigadores contabilizaron un millón de obreras vivas. A su alrededor había varios millones más muertas. No había rastro de larvas o machos, lo que indicaba que no se estaban reproduciendo. ¿Qué ocurría entonces dentro de aquellos muros?
El secreto revelado
No lo descubrieron hasta 2016. En el techo del búnker había una tubería de ventilación oxidada. Conectaba un hormiguero masivo construido justo encima con las instalaciones abandonadas. A medida que el metal se fue degradando y el hormiguero ganando peso, algunas galerías se vinieron abajo. Las hormigas empezaron a caer al búnker, quedando atrapadas. Así es como la colonia del búnker iba ganando integrantes, a pesar de que no había comida y no se reproducían.
Entonces, ¿cómo se mantenían aquellos insectos en aislamiento? Sin luz, con unas temperaturas muy bajas y sin ningún tipo de alimento, lo lógico sería que murieran pronto. Pero estos seres encontraron una solución: el canibalismo.
Aparte de algún ratón o murciélagos muertos de manera ocasional, el único alimento disponible eran sus congéneres. Esta especie en particular consume sus propios muertos caídos durante las «guerras de hormigas» territoriales cuando la comida escasea.
Forenses de hormigas caníbales
Un equipo de investigadores recolectó cadáveres de hormigas del búnker. En un trabajo forense peculiar, hallaron que el 93% de los cuerpos examinados presentaban agujeros y marcas de mordiscos.
“La supervivencia y el crecimiento de la colonia se debió al suministro continuo de nuevos trabajadores desde el nido superior y la acumulación de cadáveres», concluyeron los investigadores en su estudio. «Los cadáveres sirvieron como una fuente inagotable de alimentos. Permitieron sustancialmente la supervivencia de las hormigas atrapadas en condiciones extremadamente desfavorables».
Antes de irse, el equipo instaló un paso de madera que conecta el fondo del búnker con el hormiguero. En cuatro meses todos los insectos habían abandonado las instalaciones. Las hormigas caníbales del búnker nuclear abandonaron el canibalismo y regresaron a casa.
¿No sería el final perfecto de una película?