En contra a lo que la mayoría de las personas cree, la cola del majestuoso pavo real no causa una gran impresión en las hembras de su misma especie.
Para llegar hasta esta conclusión les fueron colocadas dos cámaras a varias hembras de esta especie, una que miraba hacia delante y otra que grababa el movimiento de sus ojos.
Cuando los datos fueron recogidos se pudo saber con certeza a donde miraban las hembras en el momento en el que el pavo exhibía su cola.
Las hembras si se fijaban en los machos que trataban de conquistarlas, primero desde atrás, más tarde de entre, y en total solo usaban entre un 21 y un 27% del tiempo en observar la cola del macho, principalmente se fijaban en la parte de abajo, ya que casi no prestaban atención a la parte de arriba.
Como dato extra, la presencia de un macho no era causa para interrumpir sus labores de búsqueda de comida, ni tampoco su alerta para detectar posibles enemigos que estén al acecho.
