Las aves que se dopan para poder aparearse
Las estrategias de apareamiento en las aves son siempre singulares. Una muy curiosa es la que practica el avutarda común (Otis tarda). En esta especie, un macho se aparea con varias hembras. Una de sus particularidades es que se reúnen en zonas muy definidas para el cortejo. Otra, es que son las aves que se dopan para poder aparearse.
Ligues para aves
¿Dónde se llevan a cabo las paradas nupciales? Son ciertas zonas que los científicos denominaron “leks”. Etimológicamente procede del sueco lek. Significa “actividades lúdicas, placenteras o poco regladas”, pero que también se podría traducir por “arena” o “sitio de combate”. Un nombre apropiado.
Allí tiene lugar una especie de rueda de reconocimiento. Algo como unas acordadas citas rápidas. Allí los machos realizan su aparatoso cortejo. Y esperan impresionar a las hembras.
Los machos más llamativos son los que están dotados mejor genéticamente. Se colocan en el centro del lek. Los de menor rango, los segundones, ocuparán la periferia. Las hembras intentarán aparearse con aquellos que están situados en el centro.
Ellos se contornean, mostrando su plumaje blanco ventral que cumple la función de señalización. Realizan carreras, persecuciones, intimidaciones y enfrentamientos ritualizados. Algunos se prolongan durante más de una hora.
Dopándose
Algunos machos acuden a la cita “dopados”. Toman una “automedicación” previa a la parada nupcial. Ingieren insectos tóxicos para su organismo. ¿Cuál es el fin de esto? Las aves que se dopan para poder aparearse lo tienen muy claro.
Ciertos coleópteros tienen una elevada cantidad de cantaridina. Es una ponzoña que es evitada por la mayoría de las aves debido a que podría causarles la muerte. Pero el riesgo es asumido por los machos de avutarda. ¿Por qué? Es que desparasita su cuerpo. Así parecen más sanos y fuertes ante la escrutadora mirada de las hembras.
Una vez elegidas las parejas, las cópulas se producen mayoritariamente en abril. Al mes siguiente tiene lugar la incubación de los huevos. No hay duda de que las avutardas harán lo que sea necesario para tener descendencia.