La alergia al polen no descansa en invierno
Puede que el pasado fin de semana te sorprendiese el picor en la garganta, el escozor en los ojos y una mayor dificultad para respirar. El incremento de las temperaturas estos últimos días ha disparado la producción de polen provocando que los alérgicos empiecen a sufrir las consecuencias.
Aunque se tiene asociada la alergia al polen a la primavera porque es la época de mayor polinización de las plantas, sobre todo de gramineas y olivos en la zona de la península, en los últimos años ha aumentado la alergia a pólenes de cupresáceas y arizónicas en los meses de invierno.
Finales de enero, febrero y principios de marzo son los meses en los que se producen más alergias a este tipo de plantas. Las cupresáceas pertenecen a la familia de las coníferas y se trata de árboles o arbustos con madera y follaje muchas veces aromático.
Las cupresáceas incluyen plantas como el ciprés común (muy usado en jardinería y símbolo de los cementerios), y el ciprés de Arizona, que es el principal responsable del incremento de la polinosis de las cupresáceas en esta época invernal.
Este tipo de alergia se ha visto incrementada con el paso de los años. Tanto es así que lo que antes era una alergia que afectaba a un 5% de personas, hoy en día afecta a un 40% de la población