Huevos de 8 caras se utilizaron en una investigación sobre las aves
Mark Hauber es un profesor de la Universidad de Illinois que se especializa en comportamiento animal. Realizó un experimento con aves para determinar la aceptación en el nido de objetos extraños. Intercaló con los huevos reales otros huevos del mismo color, pero con diferentes formas geométricas, incluso utilizaron un huevo de ocho caras.
El mirlo americano fue la especie de ave elegida para realizar el experimento
El protagonista elegido para hacer el experimento fue el mirlo americano o también llamado mirlo primavera. Habita principalmente en América del norte y generalmente elige lugares que están cercanos a donde se instala el ser humano.
Corre entre los pastizales intercalando su paso con pequeños saltos buscando lombrices que es su alimento. Pone de tres a siete huevos en diferentes tonalidades de azul. La hembra los incuba, pero cuando nacen los padres alimentan a los pichones.
¿Cuál fue el objetivo del experimento de Mark Hauber?
Suele suceder que algunas aves parásitas utilizan los nidos de los mirlos americanos para abandonar sus huevos. Saben que la hembra del mirlo criará y cuidará al pichón aunque sepa que no es de ella. La intención fue descubrir cuál es el método que utilizan las aves para seleccionar los huevos que cuidarán y como eligen los huevos que descartarán.
El profesor Mark Hauber cumplió con todos los requisitos para que la investigación respetara el código de ética animal. Él y su equipo decidieron intercalar los huevos del pájaro con huevos impresos en 3D. Los falsos huevos tenían diferentes formas, había delgados y alargados, rectangulares e incluso había varios huevos de ocho caras.
¿Cuáles eran los huevos que las aves descartaban primero?
Las aves descartaban primero los huevos falsos más delgados. Además protegían a los que tenían forma o tamaño similar a los huevos verdaderos aunque fueran puntiagudos. Los huevos de ocho caras los eliminaban directamente. Queda claro que las aves protegían aquellos huevos que se asemejaban a los propios. No se arriesgaban a descartar un huevo que podría ser de ellos.
Los pájaros tienen en su cerebro una placa identificatoria de huevos. Del mismo modo que los humanos podemos identificar las caras, ellos pueden identificar los diferentes tipos de huevos. Este es el motivo por el que el huevo de ocho caras no tenía ninguna posibilidad de ser empollado