En 1884 los mineros de carbón de New Straitsville, villa del condado de Perry, en el estado de Ohio (EEUU), decidieron protestar por su bajo sueldo. Para ello empujaron un carro con madera bañada en aceite para que llegara a las profundidades de un pozo minero que comenzó a arder, dando lugar a lo que hoy se conoce como el Horno del Diablo. En la década de los ’30 se intentó en vano apagarlo y se estima que ya han desaparecido 200 km² en depósitos minerales a causa del fuego. El calor es tan intenso que el agua del grifo sale caliente y se puede freír un huevo en el suelo.
