El vuelo de los estorninos: un mensaje oculto
No son formaciones al azar
Así es. Si pensaban que esas populares aves, conocidas por los diseños de sus formaciones en vuelo, iban al azar, pues te equivocas. Sus hiptonizantes coreografías, que llegan a incluir 40 mil ejemplares, son siempre sincronizadas como un ballet. Pero además, tienen un sentido práctico. Hoy hablaremos del vuelo de los estorninos.
Estrategia de defensa
La filosofía que rige sus vuelos se puede resumir en una máxima: la unión hace la fuerza. Son aves muy gregarias. De pequeño tamaño —en torno a los veinte centímetros—, deben competir con halcones, águilas calzadas o aguiluchos lagunones. Depredadores que les duplican en tamaño.
Los estorninos han conseguido defenderse gracias a las matemáticas. Se rodean de otras seis aves de su misma especie, las cuales se mantiene a una distancia estable. Constituyen una formación impenetrable. Además, las bandadas reducen el escaso éxito que podrían tener los depredadores al cambiar constantemente la dirección de sus movimientos.
No hace falta ser muy sagaz para intuir que la zona de menor riesgo es el corazón de la formación. Es un área privilegiada que no está al alcance de cualquiera. Se reserva para los machos de mayor edad.
La zona de menor confort, el borde de la formación, es ocupada por las hembras y los machos más jóvenes. Sin embargo, la aparente debilidad se compensa por el hecho de que allí hay una mayor acumulación de individuos. Se forma lo que podríamos denominar un «efecto muro».
Bandadas, enjambres, cardúmenes
A través de modelos matemáticos se ha estudiado el comportamiento de bandadas de aves, enjambres de insectos, manadas de ciertos animales terrestres y cardúmenes de peces, buscando paralelismos. Al final, los expertos han bautizado al comportamiento común como «flocking» (del inglés flock, bandada).
Desde el modelo matemático, el comportamiento flocking surge a partir de una serie de sencillas reglas. Estas no implican ningún tipo de coordinación central. Entre ellas destacan tres. Separación (evitando el impacto), alineación (adaptación al rumbo colectivo) y cohesión (orientación hacia el destino de la bandada).
Gracias al comportamiento flocking los estorninos se mueven como si fuera una entidad. Cada movimiento se sincroniza en función de la percepción y de la distancia de los vecinos. ¡Cuánto tenemos que aprender los humanos del vuelo de los estorninos!