El volcán Kilauea, de Hawái, está haciendo que la isla crezca
Hace unos días, el volcán Kilaeua, en la isla de Hawái, hizo erupción. Ahora los geólogos están pudiendo observar un hecho conocido, pero poco visto: la lava está llegando al océano y está construyendo tierra.
La nueva lava que aparece reemplaza a la roca antigua, que se está perdiendo por la erosión, y así se prolonga la vida de la isla; por el contrario, las islas más antiguas, al noroeste, no tienen volcanes activos, por lo que están siendo erosionadas por el océano y tarde o temprano desaparecerán bajo las olas. Pero lo contrario está sucediendo en el sudeste, donde un volcán submarino (Lo’ihi Seamount) está cimentando lo que se convertirá en la próxima isla volcánica del área.
La lava que sale de los respiraderos de Kilauea tiene una temperatura aproximada de 1.150ºC, y necesita de un recorrido de entre 4,5 y 5,5 km para llegar al océano. Sin embargo, esta lava se mueve rápidamente por los canales, por lo que pierde poco calor y entra al océano a una temperatura de más de 1.000ºC.
Cuando la lava entra en el mar, se rompe en burbujas, bloques angulares y fragmentos de vidrio más pequeños, formando una pendiente pronunciada. Esto se llama delta de lava.
Un delta de lava recién formado es muy inestable, y puede colapsar sin previo aviso. Esto puede atrapar el agua dentro de la roca caliente, lo que lleva a violentas explosiones impulsadas por vapor que pueden arrojar bloques del tamaño de un metro, aunque pueden llegar hasta los 250. Estas explosiones ocurren porque cuando el agua se convierte en vapor, de repente se expande alrededor de 1.700 veces su volumen original.
Una vez el delta de lava se haya enfriado y estabilizado, se convierte en suelo nuevo. Los estudios han revelado que los deltas de lava tienen características distintivas, y esto ha permitido a los vulcanólogos reconocer los deltas de lava en rocas más antiguas, como las que se encuentran en Islandias y la Antártida.