El misterio de la planta sin identificar
Todo empezó en 1973, con un botánico. Halló un extraño árbol en el Parque Nacional del Manu, en la Amazonía peruana. Desde entonces, no se había logrado identificar la especie de la planta tropical. Casi cinco décadas después, un equipo de investigadores se hizo a la tarea. Y por fin, el misterio de la planta sin identificar fue resuelto.
Misterio antiguo
La planta medía unos seis metros de altura. Y tenía pequeños frutos naranjas parecidos a linternas de papel. El botánico estadounidense Robert Foster recogió las pruebas de las hojas y las flores del misterioso árbol. Ninguno de sus colegas pudo identificar la especie ni la familia a la que pertenecía. Tampoco lograron secuenciar el ADN de la planta.
«En 1990, Robin me mostró esta planta. Intenté identificarla sin éxito», recuerda la botánica Nancy Hensold. Y así se mantuvo durante casi 50 años. Las muestras del árbol permanecieron en el Museo de Field de Historia Natural, en Chicago. Pero no fue hasta el 2021 cuando los investigadores finalmente consiguieron clasificar la planta.
La botánica Patricia Álvarez-Loayza del Parque del Manu recogió nuevas muestras de la planta. Las envió a los investigadores para que vuelvan a examinarlas. Los resultados los sorprendieron.
Nueva especie
Genéticamente, la planta pertenecía a la familia de las Picramniaceae. Aunque no se parecía en nada a sus parientes. Los botánicos decidieron enviarlas a otro científico, experto en Picramniaceae, Wayt Thomas.
«Cuando abrí el paquete y vi los especímenes, mi primera reacción fue: ¿Qué demonios? Estas plantas no se parecen a ninguna otra de su familia«, revela. Cuando observó con más atención las diminutas flores de la planta, «todo encajó».
El misterio de la planta sin identificar se resolvió. La planta pertenecía a una nueva especie. Bautizaron el árbol como Aenigmanu alvareziae. Su nombre significa «el misterio de Manu». El nombre de la especie es un homenaje a Patricia Álvarez-Loayza, quien recogió las pruebas de la planta.
El hallazgo ayudará a llamar la atención sobre la flora del Amazonas. «Una sola especie rara puede no ser importante para un ecosistema. Pero en conjunto nos dicen lo que está pasando ahí fuera», concluyen.