El fuego azul del volcán de Java
Sucede al anochecer. Es cuando el volcán Kawah Ijen, situado en el este de la isla de Java, muestra su aspecto más fascinante. Es uno de los 143 volcanes que se hallan en activo en el archipiélago de Indonesia. Sus miles de islas se asientan sobre una de las zonas de la Tierra con mayor actividad sísmica y volcánica. El Cinturón de Fuego del Pacífico. Y en esa isla es donde puede verse el fuego azul que maravilla a los observadores.
El volcán del fuego azul
El Kawah es un volcán muy singular. A medida que la luz solar languidece, sus laderas refulgen cubiertas por una miríada de llamas azules. Parecen avanzar por las vertientes como espectros incorpóreos. Las flamas fulguran de forma constante pero son muy tenues y solo pueden distinguirse en la oscuridad. ¿Su origen? Reacciones químicas inducidas por ciertas circunstancias físicas.
La peculiaridad de este volcán es el descomunal acúmulo de azufre que alberga en su interior. Un elevado porcentaje de este elemento químico emerge en estado líquido y desciende creando ríos rojizos que se solidifican y cristalizan en contacto con la atmósfera. Se originan así grandes bloques de color amarillo intenso. Otra gran parte del azufre, sin embargo, es eyectada en estado gaseoso.
El gas sulfuroso es eyectado en plena combustión, envuelto en llamas. Una vez en el exterior, los gases de azufre arden de nuevo en contacto con el oxígeno. Pero en cuanto la temperatura desciende, el gas se licúa y forma pequeños ríos de azufre líquido sobre los cuales «navegan» esos fuegos brillantes y azules. La tonalidad se debe a la presencia de dióxido de azufre.
Estos llameantes ríos ácidos concluyen su recorrido en la cuenca de un gran lago ácido formado en el interior del cráter. Un lago humeante y caliente, de un increíble tono turquesa opalescente.
La minería informal
Centenares de mineros trabajan en el interior del cráter. Recogen pesados bloques de azufre sin ningún tipo de mecanización ni de protección. Empiezan a trabajar a las tres de la mañana. Les pagan unos cinco céntimos de euro por cada kilo de azufre. Tras años bregando en la mina la salud se ve gravemente dañada. Problemas respiratorios, artrosis, lesiones de espalda, irritación en los ojos y la garganta.
El Kawah Ijen no ha erupcionado de forma importante desde 1936. Pero en los últimos 40 años hasta 74 mineros han perdido la vida. Las frecuentes explosiones liberan de forma súbita grandes nubes de azufre y llamaradas de hasta cinco metros de altura.
Pero aquí no existen más límites que los que resisten los «hombres fuertes de Java», que es como los lugareños denominan a los mineros. Son ya generaciones enteras las que han encontrado aquí una forma de salir adelante. El mineral es omnipresente en un sinfín de procesos industriales. Dinamita, cerillas, fertilizantes, líquido para baterías, ciertos productos cosméticos o en procesos como el blanqueado del azúcar. El Kawah produce unas cinco o seis toneladas diarias de azufre.
No es el único volcán donde ha observado el fuego azul. Está en las entrañas del Dallol, en Etiopía, y se ha documentado también en la isla eolia de Vulcano y en el Vesubio.