El Everest no es la montaña más grande del mundo
… que no confundir con la cima más alta. Para explicarlo cabe remontarse varias decenas de años atrás.
Cuando India formaba parte del Imperio Británico, un equipo de agrimensores (rama de la topografía destinada a la delimitación de superficies) decidió medir la altura de todas las cumbres del Himalaya; especialmente, tenían curiosidad por saber cuánto podía llegar a medir una que sobrepasaba todas las demás: la cima XV. Calcularon su altitud en unos 9.000 metros por sobre del nivel del mar, lo cual convirtió a la montaña en la más alta del planeta.
En 1865, el nombre de XV dejó paso al de Everest, en honor a George Everest, un galés experto en la tipografía del país asiático.
Desde entonces, numerosos escaladores han tratado de poner sus pies en la cima para demostrar al mundo que han sido capaces de superar la montaña más alta del planeta. Pero, realmente, se equivocan.
Existen ciertas maneras de medir una montaña. Si medimos desde el nivel del mar, sí es cierto que el pico situado en el Himalaya ostenta el récord de altura; sin embargo, existen otros parámetros para calcular su altura.
El Kilimanjaro, en Tanzania, y el volcán Mauna Kea, en Hawaii, son más altos si los medimos desde la base en la que están asentados. El primero reposa en las planicies africanas, cercanas al nivel del mar, a diferencia del Everest que tiene una base mucho más alta. El Mauna Kea sería la montaña con más altura del planeta (10.200m desde su base), pero ésta está en el fondo del mar.
Para saber por qué el Everest está más alto, aún tenemos que remontarnos más atrás: aproximadamente cincuenta millones de años: la placa continental de India chocó con Asia, provocando la colisión más grande en nuestro planeta en los últimos 400 millones de años. El impacto fue tan agresivo que la placa india no sólo se arrugó, sino que se metió bajo Asia, elevando la masa terrestre hacia el cielo. Por esto, el Everest es la montaña más alta del mundo cuando se mide desde el nivel del mar.