El ciervo vampiro, los traficantes lo persiguen por su valioso almizcle
El ciervo vampiro (Moschus cupreus), caracterizado por tener (los machos) 2 dientes caninos superiores muy largos, está seriamente amenazado debido a la pérdida de su hábitat y a la caza furtiva. De hecho, se creía extinto desde el 1948, cuando fue avistado por última vez en estado silvestre por un equipo de científicos daneses; pero ahora zoólogos de Wildlife Conservation Society han confirmado la «reaparición» de este cérvido en su hábitat natural, las escarpadas laderas boscosas del noreste de Afganistán.
Clasificada como especie en grave peligro en el Libro Rojo de Especies Amenazadas (UICN), el “ciervo vampiro” vive una de las zonas más convulsas del planeta desde hace tiempo. Lo que contribuye a la desaparición de su hábitat y dificulta enormemente su protección y estudio.
Pero este no es el factor principal de su lamentable estado. La caza furtiva es lo que más amenaza a este animal de aspecto tan particular. Sus glándulas odoríferas, que segregan un fluido viscoso plagado de feromonas, se utilizan, en esta región del planeta, en la medicina tradicional.
Este fluido emite un olor muy fuerte y es utilizado para elaborar almizcle (el nombre original del perfume). De hecho, el nombre oficial del ciervo vampiro es «ciervo almizclero de Kashmirel». En el mercado negro el valor de este almizcle es sorprendente: el kilo de glándula puede llegar a los 45.000 dólares, unos 36.000 euros.
Así pues, el ciervo almizclero es uno de los tesoros vivos de Afganistán. Esta rara especie, que emplea sus colmillos durante la época de celo como estrategia reproductiva (los machos los utilizan para competir por las hembras), junto con el leopardo de las nieves, son el patrimonio natural de Afganistan.
De momento no se ha podido iniciar ningún programa de conservación para esta especie debido la delicada situación que se vive en este país.