De entre todas las especies de mamíferos, sólo el 2% son monógamas
El éxito biológico en el sentido darwiniano, por tanto, no se cifraba en la supervivencia de un individuo concreto, sino en el mayor número posible de descendientes. Si por puro azar las hembras tuvieran predilección por los machos de pavo más vistosos es normal que sus descendientes fueran más numerosos y heredaran el plumaje paterno.
Los machos más vigorosos o atractivos, se llevarán un gran número de parejas, mientras que los inferiores se quedarán sin aparearse; por el contrario, casi todas las hembras encontrarán pareja. Por otra parte, las hembras tienen que elegir el mejor padre posible para fecundar su limitado número de óvulos. El resultado es que, por lo general, los machos tienen que competir por las hembras y serán promiscuos, mientras que las hembras no tendrán que competir y serán más recatadas.
Pero también hay excepciones. Algunas especies son monógamas y tanto el macho como la hembra realizan los cuidados parentales. La evolución puede favorecer la monogamia si los machos tienen más descendientes ayudando a cuidar de las crías. Pero no son muy comunes en la Naturaleza y en el caso de los mamíferos sólo se da en el 2% de todas las especies de los mismos.