El «cuac» de los patos sí devuelve eco
Lo primero de todo es explicar a qué se debe esta creencia. Los patos emiten un sonido grave, de baja frecuencia, y generalmente de baja intensidad. Cuando el eco devuelve un sonido lo hace más débil que el original, y por eso el eco producido por un pato es muy difícil de percibir. Además, claro, los patos no suelen habitar en lugares propensos al eco, como pueden ser las cuevas o montañas. El eco se produce cuando el obstáculo más cercano se encuentra a gran distancia, y el sonido tarda en volver. La distancia mínima necesaria para que se produzca eco es de 17m.
Trevor Cox, investigador de la Universidad de Salford, Manchester, llevó un pato a una cámara de reverberación dispuesto a acabar con el mito y lo consiguió. Comparó para ello la grabación de la cámara de reverberación (que amplifica los sonidos) con otra tomada en una cámara anecoica (cuyas paredes no devuelven ningún sonido al estar acolchadas) y una tercera grabada frente a una pared. Y se concluyó que en la cámara de reverberación sí se producía un eco apreciable. En la fuente pueden escucharse las tres grabaciones y se comprueba que sí, se emite un eco más que audible.