Algunos peces hembra tienen cerebros más grandes cuanto más grande es el genital masculino
La evolución, las mutaciones y la selección natural hace que en el reino animal haya una increíble selección de especies mucho más complicadas y desordenadas, con diferentes fuerzas selectivas que bifurcan aún más a los animales, incluso dentro de una misma especie.
Una consecuencia de esto que mencionamos es el llamado «conflicto sexual», que sucede cuando una característica sexual da beneficios a la propia realización del sexo, pero una desventaja para la pareja, que a su vez desarrolla sus propias adaptaciones para contrarrestarlo. El conflicto sexual parece explicar algunas de las manifestaciones más extrañas de la biología reproductiva. Los penes rizados de algunas especies de patos o la tendencia de las chinches masculinas para perforar agujeros en las paredes abdominales de las hembras para inseminarlas son buenos ejemplos.
Ahora, un nuevo estudio ha sugerido que, en algunas especies, este conflicto entre los sexos puede tener algunos resultados sorprendentes.
El Gambusia hoolbroki es un pez originario del sur de los Estados Unidos. A diferencia de muchos peces, estos animales se reproducen por fertilización de los huevos dentro del cuerpo de las hembras; pero en lugar de cortejarlas, y tratar de impresionarlas con su destreza, el pez macho simplemente se ‘cuela’ dentro de ella y trata de obligarla a aparearse.
El macho fertiliza los huevos de la hembra con una estructura tubular llamada ganopodium, una aleta anal modificada que intenta insertar en la hembra. Lo que hacen es, dicho claramente, violar a la hembra; la hembra del Gambusia hoolbroki, pues, no tiene ningún tipo de control sobre la descendencia de su propia especie.
En un control para analizar más a fondo la especie, y después de nueve generaciones de descendencia de Gambusia hoolbroki, midieron el ganopodium de los machos que fecundaban a las hembras. Aquellos con un aparato reproductor más grande hacían que las hembras tuvieran, en promedio, un cerebro alrededor del 6% más pesado que el cerebro de aquellas que eran fecundadas con miembros más pequeños.
Los expertos creen haber encontrado una explicación; las hembras que evitan el apareamiento son, en realidad, más inteligentes. Esto podría ser debido a que se zafan de los machos con los ganopodium más pequeños y se centran en temas como la alimentación. Cuando un macho con un aparato más grande trata de fecundarlas, les es más difícil escapar.
Estos resultados sugieren que el conflicto entre sexos puede, al menos en este caso, hacer que la especie evolucione en cerebros más grandes. Afortunadamente, las especies en que los machos acosan tanto a la hembra y son tan agresivas hacia ellas son poco frecuentes, y hay otros factores evolutivos importantes que también puede conducir a la evolución de cerebros más grandes, como el vivir en grupos sociales grandes y complicados.