7 parásitos que manipulan la mente
Normalmente, los parásitos viven en sus huéspedes y se alimentan de ellos hasta que mueren. Sin embargo, estos parásitos que te mostramos a continuación, no sólo se alimentan de ellos, sino que manipulan sus mentes de forma curiosa para obtener un beneficio de alguna manera.
1. La araña que teje para la avispa
La avispa Hymenoepimecis argyraphaga se encuentra en Costa Rica, y en estado larvario, manipula la mente de la araña Plesiometa argyra que ha parasitado. Durante la fase de reproducción, la localiza, paraliza y pone un huevo en el abdomen de la araña. La larva nace y se alimenta de la sangre del huésped durante unas semanas.
Cuando crece lo suficiente, inyecta una sustancia química en el cuerpo de la araña, que la hace tejer una red siguiendo un patrón específico. Después de terminado el trabajo, el anfitrión muere envenenado y es devorado, y finalmente, el parásito aprovecha la red para construir un capullo y pasar a la siguiente fase de su ciclo de vida.
2. Una trampa mortal. El ratón y el gato
Los ratones evitan siempre el olor de orina de gato. Pero si están infectados por el parásito unicelular Toxoplasma gondii, se sienten fuertemente atraídos por este olor. Esto aumenta las posibilidades de que el ratón sea comido por un gato, que se convierte en el nuevo anfitrión del T. gondii.
3. Las hormigas zombies
Como adulto, el D. dendriticum vive y se reproduce en el hígado de las vacas y otros mamíferos de pastoreo. Sus huevos son eliminados junto con las heces de los animales y comidos por un caracol. En el nuevo huésped, los parásitos salen de sus huevos y se desplazan a la superficie del animal, que los elimina soltando una bola de moco.
Si una hormiga come esta bola de moco, el parásito invade el cuerpo y manipula su mente, haciendo que suba a las hojas de hierba y aumenten las posibilidades de ser devorada por un animal de pastoreo. Curiosamente, es sólo ocurre por la noche; durante el día, la hormiga trabaja normalmente, evitando la exposición al sol.
Por su parte, el hongo Cordyceps unilateralis, después de invadir a la hormiga hace que ésta se oculte en la parte inferior de una hoja hasta morir de hambre. El hongo se come la hormiga dejando las partes necesarias para que la hormiga no caiga de la hoja.
Unas semanas más tarde, liberará esporas para infectar a más hormigas.
4. El grillo suicida
El parásito Spinochordodes tellinii transforma la mente de su anfitrión (grillo o saltamontes) a través de sustancias químicas liberadas en el cerebro del insecto, haciendo que éste salte al lago o charco más cercano y se ahogue, para luego escapar del cuerpo el animal e iniciar un nuevo ciclo.
5. Las orugas protectoras
Las avispas del género Glyptapanteles sp. ponen sus huevos en las larvas de la oruga Thyrinteina leucocerae. Cuando la avispa pasa a la etapa de pupa, está protegida por las larvas, que dejan de alimentarse y crean un capullo en torno a la pupa, un escudo que protege a la avispa contra los insectos depredadores.
6. El crustáceo que te cambia de sexo
Los crustáceos Sacculina carcini se aferran al casco de los cangrejos y crean “tentáculos” para absorber los nutrientes del mismo mientras crece. Este parásito pone huevos que son debidamente protegidos por el huésped, creyendo que son sus propios huevos.
Si el cangrejo es hembra no hay menor problema, el cangrejo portará los huevos durante dos años pensando que son suyos. Pero si el cangrejo es macho, el parásito
Pero ¿y si el cangrejo es macho? No hay problema: el parásito induce la producción de ciertas hormonas para realizar una castración química y feminizarlo, porque redondea la forma del abdomen y enriquece la sangre con lípidos, como si fuera la sangre de una hembra.
7. Manipulando a los peces
El parásito Euhaplorchis californiensis invade el cerebro de ciertas especies de peces, liberando sustancias químicas que hacen que estos se muevan de forma incontrolada y salten para ser capturados por aves, que serán los siguientes huéspedes.
El Schistocephalus Solidus también manipula a un cierto tipo de pez, que se moverá a aguas más cálidas, donde el parásito puede crecer mejor. Para continuar el ciclo, hace que el pez se vuelva solitario para que sea devorado más fácilmente.