35.000 morsas nómadas viajan en busca de hielo
Esta multitudinaria reunión de morsas fue descubierta durante el último reconocimiento aéreo de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos, que cada año realiza estos controles para seguir los movimientos de la especie. El pasado 27 de septiembre los técnicos contemplaban atónitos como 35.000 Odobenus rosmarus tomaban la costa de Alaska.
Los expertos explican que estos mamíferos pinnípedos están cambiando sus costumbres, a consecuencia del deshielo.
Por lo general, las morsas viven en el hielo y pescan en aguas poco profundas, utilizan el hielo como plataforma para bucear y alcanzar caracoles, almejas y gusanos en aguas continentales, debido a que a diferencia de las focas, las morsas no pueden nadar indefinidamente y deben descansar.
Pero este año debido a un exceso de temperatura en verano, el hielo ha retrocedido al norte, más allá de las aguas poco profundas de la plataforma continental, hasta aguas en las que las profundidades superan la que las morsas pueden bucear.
Por este motivo se han visto obligadas a refugiarse en la costa, donde las aguas son menos profundas y pueden alimentarse más fácilmente.
Según los investigadores esta concentración anormal de morsas es una consecuencia del calentamiento global y de la reducción del hielo en el Océano Ártico al final del verano.
Todavía no saben si este cambio en el comportamiento de las morsas puede tener un impacto en su mortalidad, ya que creen que los bebés morsas son más frágiles en la tierra y además, los animales pierden más energía en busca de presas en el suelo que, cuando están en el hielo.