Veneno de abeja para destruir el virus del SIDA
Actualmente 33.4 millones de personas viven con VIH/SIDA. La medicina moderna permite a los infectados llevar una vida relativamente normal; Pero deben permanecer esclavizados a multitud fármacos que controlan la progresión de la enfermedad, pues todavía no se ha logrado un medicamento capaz de curarla de forma definitiva; sin embargo, según un grupo de investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Washington, una toxina encontrada en el veneno de las abejas podría ser la clave para erradicar la enfermedad, pues es capaz de destruir el virus VIH.
El estudio, que ha sido publicado en la revista científica Antiviral Therapy, explica que el veneno de abeja contiene una potente toxina llamada melitina, capaz de agujerear la envoltura protectora que rodea el VIH.
Además la melitina puede ser manipulada para que ataque al virus dejando ilesas las células. En su investigación, los científicos bombardearon las células con nanopartículas cargadas con la toxina manipulada, y comprobaron que éstas nanopartículas rebotaban al entrar en contacto con las células. En cambio, cuando entraban en contacto con el virus, destruían su capa protectora y lo eliminaban.
Joshua L. Hood, uno de los investigadores que realizó el estudio, aseguró que una de las ventajas de este método es que la nanopartícula ataca al escudo protector del virus y que, por lo tanto, es improbable que éste se adapte a la toxina y se generen resistencias.
«Estas nanopartículas fueron desarrolladas hace muchos años para crear glóbulos rojos artificiales, y no funciaron muy bien para el transporte y entrega de oxígeno a los tejidos celulares, pero está demostrado que circula de forma segura por el torrente sanguíneo, lo que nos proporciona una buena base para combatir diferentes tipos de infecciones» agregó Hood.
Este hallazgo podría ayudar a la creación de un gel vaginal para prevenir la propagación del VIH, así como de un tratamiento intravenoso para curar a las personas que ya están infectadas. Sin embargo, el grupo de investigadores subraya que será necesario llevar a cabo más pruebas ya que, por el momento, esta técnica sólo se ha ensayado con células en el laboratorio (in vitro).