Diferentes señales a nivel mundial nos alertan del cambio climático. Tormentas, inundaciones… y un nuevo peligro. Una corriente oceánica está al borde del colapso. Un equipo de científicos climáticos lo detectó recientemente. Hay un debilitamiento en el sistema de corrientes del océano Atlántico. Está perdiendo fuerza, lo que afectaría la distribución de calor a nivel mundial.
Cerca del colapso
La Circulación de Reversión Meridional del Atlántico (AMOC) tiene varias funciones. Permite la circulación de agua tibia a la superficie del océano. Distribuye la energía térmica por el océano y la atmósfera. Y mantiene la mezcla de minerales y compuestos orgánicos que fertilizan las aguas del océano en movimiento libres. Pues bien: se está acercando al colapso. Así lo señala un estudio publicado en la revista Nature Climate Change.
El fenómeno está avanzando lentamente. Pero ya viene un punto de inflexión importante. Se desconoce la razón de este cambio. ¿Qué pasaría si esta corriente oceánica se detiene? Puede generarse una reorganización climatológica a nivel mundial. Hay evidencia de que el hielo derretido está alterando la salinidad y la temperatura.
La AMOC puede tolerar cierto grado de desaceleración. Permanece estable inclusive cuando los polos se derriten. Se cree que esta red de corrientes está a punto de hacerlo.
Efectos graves
Los investigadores pronostican que esto tendría grandes efectos. Principalmente en los sistemas meteorológicos y ecológicos de Europa y América. Vendrían más lluvias en la Amazonía. Y pérdidas de productividad en Europa.
No existe manera de predecir el momento exacto de los eventos geológicos. E incluso un cambio repentino podría tardar años en ocurrir. Pero está claro que una corriente oceánica está al borde del colapso. ¿Qué se puede hacer? La ciencia da algunas recomendaciones. Por ejemplo, mantener las emisiones lo más bajas posible. Cada gramo de dióxido de carbono es peligroso. Porque nos acerca más a la probabilidad de que ocurra un desastre climatológico mundial.
