Truvada, el fármaco que pretende jubilar al condón
Truvada nació como un fármaco prescrito para el tratamiento del VIH y luego mostró ser eficaz en la prevención de la enfermedad. El fármaco ya tiene una alta incidencia en la vida sexual de los estadounidenses y parece que va ganando popularidad. Este medicamento del laboratorio Gilead, que tiene su versión genérica del laboratorio indio Cipla, se trata de una combinación de antirretrovirales, tenofovir y emtricitabine.
Truvada ha pasado por varios estados: tratamiento regular para infectados con el virus del sida, píldora «del día antes» o del «día después» de tener relaciones de riesgo y, desde hace ya dos años y medio, píldora regular y diaria para la prevención del sida para personas en riesgo potencial de contraer la enfermedad (por ejemplo, personas con pareja portadora del VIH).
Este último formato sólo funciona, por el momento, en Estados Unidos, Brasil y Sudáfrica, aunque está en proceso de ser regularizado en Francia. A pesar de que la pastilla Truvada es cada vez más popular, los laboratorios, la OMS y los Centros de Prevención de Enfermedades (CDC, en inglés) creen que este medicamento sólo es una precaución adicional.
«Yo he elegido no usar condones. Llevo tomando PrEP desde el 19 julio de 2011. El primer año lo combinaba con condones, porque aún era muy nuevo. Mi cabeza no podía sentirse segura sin condón. Pero una vez que mi experiencia ha demostrado que realmente funciona y que la tomo todos los días ya no uso preservativo», dice Damon Jacobs, terapeuta sobre transmisión del VIH y medicado con Truvada. «Ya no hay argumentos científicos o económicos para rebatirlo y ya solo queda el argumento de que la gente va a tener más sexo con esta medicación, algo que parece sigue incomodando a ciertos sectores. Lo mismo se utilizó contra la píldora anticonceptiva o cuando salió la cura para la sífilis», concluye Jacobs.