¿Qué pasa cuando donas tu cerebro a la ciencia?
Steve Gentleman -haciendo honor a su apellido- ha realizado un curioso vídeo que ha enviado al portal IFLScience donde explica cuál es el proceso por el cual pasa un cerebro donado a la ciencia. Tras el fallecimiento del paciente, cuanto más rápido se produzca esta donación, mayor será su investigación: «necesitamos tener el cerebro en menos de 48 horas, porque el tejido comienza a perder calidad después de ese tiempo», afirma.
El profesor de neuropatología del Imperial College de Londres y director científico del Parkinson’s UK Brain Bank ha realizado este vídeo para ayudar a concienciar sobre lo importante que puede ser para la ciencia esta donación, ya que es muy poco conocido lo que ocurre cuando un cerebro cuando se dona a la ciencia.
Uno de los motivos por las cuales las donaciones cerebrales son cruciales, es por la complicación a la hora de investigar sobre este órgano. Desde que se comenzó a desarrollar los conocimientos en este campo, allá por el 1800, solo los experimentos con animales nos han ayudad a ampliar nuestra comprensión sobre el cerebro.
¿Por qué algunas personas desarrollan Parkinson? ¿Por qué otros tienen Alzheimer, y sus recuerdos se les escapan lentamente de su cerebro? ¿Y por qué la medicación funciona para algunos, pero no para otros? Son estas preguntas las que hacen que los bancos de cerebros sean básicos para las investigaciones.
La belleza -y al mismo modo, dificultad- de nuestros cerebros es que son únicos, como una gota de agua o un copo de nieve. Sin embargo, hay puntos en común que los neuropatólogos pueden buscar. Esta es la razón por la cual los bancos de cerebros a menudo aceptan cerebros sin ninguna patología, para catalogarlos como «cerebros de control«.
Una vez se dona un cerebro, como hemos mencionado al principio, el tiempo es clave. Cuando este llega al laboratorio, lo dividen por la mitad: una parte se congela y la otra se fija en formalina para su diagnóstico.
«Una vez que el tejido ha sido reparado, durante cuatro o cinco semanas, se hace el diagnóstico de corte. Entonces, lo que se hace es buscar evidencias de cambios patológicos mientras se hace la disección», afirma Steve Gentleman.
«Analizamos aquellas áreas donde sabemos que podemos encontrar alguna patología; los técnicos incrustan pequeños trozos de tejido en parafina y luego cortan secciones muy, muy finas, de unas 7 micras», añade.
Para contribuir a una mayor cantidad de estudios, cada cerebro se divide en alrededor de 250 muestras y puede ser aprovechado en hasta 50 estudios, según el Parkinson’s UK Brain Bank. En dicho centro, el tejido se administra a investigadores de todo el mundo que estudian el Parkinson; debido a la naturaleza mutable de la investigación, es posible que el banco necesite recolectar también muestras de otros tejidos, como la piel o el intestino.
«En ese caso, siempre le pedimos permiso a un pariente cercano«, dice el centro. La extracción del cerebro, el líquido cefalorraquídeo y la médula espinal se realiza de una manera que «no afecta la apariencia del cuerpo«.
«De todo esto se hace un informe, junto con un resumen de la historia clínica del paciente, que es realizado por uno de los neurólogos y que se lleva, junto con el tejido, a los investigadores, por lo que saben exactamente con lo que están tratando».
Desafortunadamente, hay una escasez de donaciones de cerebros humanos. Pero cabe destacar la importancia de hacer un acto como este, para ayudar a aquellos que lo necesitarán cuando ya no estés.