Cuántas veces hemos escuchado historias donde una persona que estaba muerta aparentemente ha vuelto a la vida, o que hayan 
enterrado a personas vivas, o que se han encontrado ataúdes con arañazos tras varios años… Pues bien, la causa más normal es la catalepsia, es decir la comúnmente conocida como “muerte aparente”.
No se trata de una enfermedad, más bien es un síntoma de otras enfermedades como el Parkinson, la epilepsia, la esquizofrenia, apnea de sueño, shock emocional… pero también puede ser efecto secundario de tratamientos muy fuertes.
A quien le pasa esto pierde la movilidad y la sensibilidad del cuerpo, la piel empalidece porque la pulsación es casi inexistente, realmente parece que la persona ha fallecido. Y ahí viene el gran problema, la persona puede ser sepultada al creer que está muerta, pero realmente sólo está teniendo un ataque de catalepsia. Este síntoma puede durar hasta tres días, por lo que las 24 horas de tanatorio no serían suficientes para descartarlo.
Hoy en día, por suerte los avances tecnológicos cuentan con esta posibilidad, pero la excepción siempre hace la norma, y habrá excepciones. Un caso reconocido es el de Niurka Berenice Guzmán Reyes, una joven de 23 años que vivía en Bonao, y que tras exhumar el cadáver el médico dictó una muerte por asfixia dentro del ataúd.
