Órganos de serpientes replicados en laboratorio
Producen veneno real
Las serpientes y su veneno han fascinado a la humanidad durante milenios. Muchas personas sufren ofidiofobia: miedo irracional a las serpientes. A pesar de ello, las toxinas presentes en su veneno son una prolífera fuente de recursos para la medicina. Ya se utilizaban en tratamientos desde la antigua Grecia. Desde entonces, muchos medicamentos han sido inspirados por el veneno de serpiente, incluyendo los analgésicos y los tratamientos contra la hipertensión. Es peligroso el proceso para extraer el veneno de las serpientes. Por eso, los órganos de serpientes replicados en laboratorio ofrecen nuevas posibilidades.
Producen veneno real
Las mordeduras de serpientes matan a más de 100.000 personas cada año. Se conoce muy poco sobre cómo funciona el veneno, lo que dificulta el desarrollo de tratamientos. Gracias a los investigadores del Instituto Hubrecht (KNAW), de los Países Bajos, eso podría cambiar. Los científicos han logrado cultivar en laboratorio unos órganos de serpiente en miniatura. Lo hacen a partir de células madre de serpiente. Funcionan igual que las glándulas de veneno de estos ofidios. Incluso producen veneno real.
El equipo desarrolló la «receta» para mantener los organoides de glándula de veneno de serpiente en cultivo indefinidamente. «Las similitudes entre las condiciones necesarias para el cultivo de organoides humanos y de serpiente son asombrosas. La diferencia principal es la temperatura» señala Jens Puschhof, del Instituto Hubrecht. La temperatura corporal de las serpientes es menor que la del ser humano. Por tanto, los organoides de serpiente solo crecen a menor temperatura; 32ºC en lugar de 37ºC.
Por primera vez, los investigadores han sido capaces de estudiar la producción del veneno en células individuales. «Existen varios tipos de células que específicamente producen diferentes tipos de hormonas. Hemos visto que esto también ocurre en el caso de las toxinas producidas por el veneno de serpiente», explica Joep Beumer, coautor del estudio.
Antídotos y más
Los órganos de serpientes replicados en laboratorio pueden cambiar el tipo de toxinas generadas. Esto abre la puerta a controlar la composición del veneno producido por los organoides. También han demostrado que algunas de las neurotoxinas producidas por los organoides son activas y pueden bloquear la excitación de neuronas en varios sistemas celulares. Es decir, es lo mismo que si las toxinas fueran extraídas directamente de las serpientes.
Los descubrimientos podrían usarse para la producción de antídotos, así como para el desarrollo específico de nuevos medicamentos. Dichas aplicaciones ya se están desarrollando en la actualidad. Asimismo, el cultivo de organoides procedentes de reptiles sugiere que tejidos de otros animales vertebrados, como lagartijas o peces, también podrían ser cultivados de este modo. Es una tecnología con muchas aplicaciones posibles que pueden repercutir en la salud humana.