Los planetas blandos
Sorprendentes exoplanetas
Desde que se descubriera el primer exoplaneta, hace más de 20 años, los astrónomos no dejan de soñar. Los planetas que orbitan estrellas lejanas tienen formas increíbles, apariencias nebulosas, lluvias metálicas… En esta nueva ola de planetas sorprendentes, aparecen ahora los «Super-Puffs». Los planetas blandos de muy baja densidad que han sido comparados con algodones de azúcar.
Los planetas blandos en Kepler-51
Se trata de exoplanetas jóvenes que tienen densidades muy pequeñas con respecto a su gigantesco tamaño. Tres de ellos fueron hallados en 2012 en el sistema Kepler-51, orbitando en una estrella muy parecida al Sol. En 2014, este trío ya sorprendió a los científicos cuando los datos indicaban que eran muy ligeros para el tamaño que presentaban. Pero los nuevos datos aportados por el telescopio espacial Hubble han sido aún más inesperados.
«Sabíamos que eran de baja densidad -afirma en un comunicado Jessica Libby-Roberts, del Departamento de Ciencias Astrofísicas y Planetarias (APS) de la Universidad de Colorado Boulder. Pero imagina una bola de algodón de azúcar del tamaño de Júpiter. Es realmente bajo». El estudio se publicará en «The Astronomical Journal». De momento está disponible en « Arxiv».
Las estimaciones de masa son menos impactantes. Serían «apenas» más que varias veces la de la Tierra. Sin embargo, sus atmósferas, formadas por hidrógeno y helio, se encuentran «hinchadas». Lo que aumenta notablemente su tamaño hasta llegar a ser como Júpiter… aunque cien veces más ligeros. Y estos tres planetas en torno a la estrella Kepler-51 no estarían solos. Al menos hay otra docena de candidatos en la lista a ingresar de estos exoplanetas «Super-Puffs».
De momento, se desconoce cómo y por qué sus atmósferas se «disparan» tanto hacia el exterior.
Una capa de nubes y nubes
«Fue completamente inesperado», afirma Libby-Roberts. «Esperábamos hallar agua, pero no pudimos observar firmas de ninguna molécula. ¡Solo había nubes!». Las simulaciones por ordenador y otras técnicas avanzadas indicaban que la atmósfera de esos planetas estaba compuesta de hidrógeno y helio, gases que explicarían la «hinchazón» de estos mundos. Sin embargo, esos gases parecen estar recubiertos de una capa de metano que forma esa neblina, de la misma forma que ocurre en la luna más grande de Saturno, Titán. Los investigadores sugieren que la formación de estas nubes puede estar vinculada con la temperatura del planeta. Cuanto más frío, más nubes se formarán.
Como si fuera ayer
El equipo concluye que las bajas densidades de estos planetas son consecuencia en parte de la corta edad del sistema. Apenas 500 millones de años. Para hacerse una idea: nuestro Sistema Solar tiene 4.600 millones de años.
Ahora que están mucho más cerca de su estrella, sus atmósferas de baja densidad deberían evaporarse en el espacio en los próximos miles de millones de años. Eso reducirá su tamaño de forma considerable. Utilizando modelos de evolución planetaria, el equipo pudo demostrar que Kepler-51 b, el planeta más cercano, algún día (en mil millones de años) parecerá una versión más pequeña y más caliente de Neptuno.
Los astrónomos tienen grandes esperanzas puestas en los datos que el telescopio espacial James Webb de la NASA -cuyo lanzamiento está previsto para mediados de 2021- podría desvelar sobre este tipo los planetas blandos de «algodón de azúcar». «Dulce» misterio hasta entonces.