Venus, es cierto, está mucho más cerca del sol que nosotros. Por eso, por sus ríos de lava y temperatura extrema, se le considera un planeta muerto. Pero tiene un interesante misterio. Muchas de sus montañas y colinas aparecen cubiertas por unas largas y extrañas líneas paralelas. Líneas que, al observarlas, hacen pensar que el mismo suelo se está doblando sobre sí mismo. ¿Erosión, movimiento geológico? Los científicos no están muy seguros de cómo pudieron formarse las líneas de Venus.
Fueron vistas por primera vez por los orbitadores rusos Venera a principios de la década de los 80. Cubren aproximadamente el 7% de la superficie del planeta. Se las conoce como «teselas».
Líneas que se deforman
Paul Byrne es profesor de Ciencias Planetarias de la Universidad Estatal de Carolina del Norte. Examinó a fondo las escasas imágenes de radar que existen de la superficie de Venus. Trata de descubrir qué son exactamente esas extrañas marcas. Sus conclusiones se presentan estos días durante la 51 Conferencia de Ciencias Lunares y Planetarias que se celebra en Woodland, en Texas.
Los investigadores se dieron cuenta de que las líneas tienden a curvarse siguiendo los accidentes del terreno. Como si se tratara de un mapa topográfico, en lugar de atravesarlo de parte a parte. “Eso indica que deben de estar hechas de algún tipo de roca en capas”, explica Byrne.
Desde luego, no está nada claro cómo esas capas pudieron llegar a formarse. Pero Byrne y sus colegas sospechan que algunas de ellas podrían ser láminas de lava dobladas sobre sí mismas. Irían formando pilas. Los investigadores, además, descubrieron que algo debe estar desgastando la superficie para dejar expuestos los lados de esas capas. ¿Pero qué?
El viento venusino
«Para que podamos ver estas líneas formando este patrón curvo tiene que haber erosión. Durante los últimos cientos de millones de años se ha producido un alisado de los sedimentos y un proceso de tallado en estos extraños terrenos».
Un posible culpable podría ser el viento. Según los investigadores, no hay razones para pensar que el clima de Venus haya cambiado mucho durante los últimos cientos de millones de años. Esos vientos, probablemente, estén todavía desgastando lentamente las colinas del planeta.
Todos coinciden en que esa no es más que una posible explicación del sorprendente fenómeno. Para saber más, habrá que esperar a que nuevas misiones estudien más a fondo a nuestro infernal vecino. Tal vez algún día tengamos una idea clara de lo que origina las líneas de Venus.
