La relación entre las adicciones y la dopamina
Ves la cafetera … y aunque no se te haya ocurrido, te es inevitable tomar una taza de café. ¿En qué momento algo empieza a ser una adicción? ¿Cuál es la relación entre las adicciones y la dopamina? ¿Nos gusta, necesariamente, aquello que nos vuelve adictos?
Dopamina
Se creía que la dopamina impulsaba tanto el deseo como el agrado. Además, parecía haber pruebas convincentes de que la dopamina era esencial para el placer. Se hizo un experimento al respecto. Las ratas aman las cosas azucaradas. Kent Berridge encontró otra forma de investigar el vínculo entre la dopamina y el placer. Después de eliminar la dopamina del cerebro de las ratas, las alimentó con una sustancia azucarada. «Y para nuestra sorpresa, a las ratas todavía les gustaba el sabor. ¡El placer seguía ahí!».
En otro experimento en su laboratorio, se aumentaron los niveles de dopamina en ratas. Esto provocó un gran incremento en la alimentación, pero sin un aumento aparente en el gusto. ¿Cómo un científico puede saber si un roedor se está divirtiendo? Resulta que las ratas tienen expresiones faciales similares a las de los humanos. Cuando comen una sustancia dulce, se lamen los labios; cuando es algo amargo, abren la boca y mueven la cabeza.
Entonces, ¿qué está pasando? ¿Por qué a las ratas todavía les gusta un alimento que parece que ya no quieren?
Kent Berridge tenía una hipótesis. ¿Sería posible que desear una cosa y que esa cosa te gustara correspondiera a distintos sistemas del cerebro? ¿Y sería posible que la dopamina no afectara el gusto, que todo se tratara de querer esa cosa?
Durante muchos años, la comunidad científica se mantuvo escéptica. Pero ahora la teoría se ha vuelto ampliamente aceptada. La dopamina aumenta la tentación. Cuando bajo las escaleras por la mañana y veo mi cafetera, es la dopamina lo que me impulsa a preparar una taza. La dopamina intensifica la tentación de comer si se tiene hambre y hace que el fumador desee un cigarrillo.
La evidencia más sorprendente de que el sistema de la dopamina dispara el querer y no el gustar, proviene de otro experimento. Kent Berridge colocó una pequeña varilla de metal en la jaula de la rata que, cuando la tocaba, provocaba una pequeña descarga eléctrica. Una rata normal aprende, después de uno o dos toques, a mantenerse alejada de la varilla. Pero al activar el sistema de dopamina de la rata, Berridge pudo hacer que el roedor quedara absorto con la varilla.
La relación entre las adicciones y la dopamina estaría más clara así. Kent Berridge ha transformado la comprensión científica del deseo y la motivación en humanos. Sostiene que querer es más fundamental que gustar. En última instancia, no importa para la preservación de nuestros genes si nos gusta el sexo o la comida. Mucho más importante es si queremos tener relaciones sexuales y si buscamos comida.
La implicación más importante de la distinción entre querer y gustar es la percepción que nos ofrece de la adicción, ya sea a las drogas, el alcohol, los juegos de azar y quizás incluso a la comida.
Adictos sensibles
Para el adicto, el querer se separa del gusto. El sistema de la dopamina aprende que ciertas señales, como ver una cafetera, pueden traer recompensas.
De alguna manera, de formas que no se comprenden completamente, el sistema de dopamina para el adicto se sensibiliza. El querer nunca desaparece y es provocado por numerosas señales. Los adictos a las drogas pueden sentir la necesidad de consumir drogas provocada por una jeringa, una cuchara, incluso estar en una fiesta o en una esquina. Eso hace que los adictos a las drogas sean extremadamente vulnerables a las recaídas. Quieren volver a tomar las drogas, incluso si las drogas les dan poco o ningún placer.
La tarea ahora para los investigadores es encontrar si pueden revertir esta sensibilización, en ratas y, con suerte, en humanos.
Y tú, ¿tienes alguna adicción que ahora empieces a comprender mejor?