El sorprendente árbol baobab y sus frutos
Seguramente recuerdas el libro “El Principito”. Si es así, tendrás presente al baobab. Eran esos árboles que había que cuidar que no crecieran mucho, pues podían destruir el planeta. Pero el sorprendente árbol baobab es lo opuesto. Esta planta típica de Madagascar es venerada como el ‘árbol de la vida’ por su privilegiada longevidad. Puede llegar a vivir hasta 1.000 años.
El árbol mágico
Es llamado por los africanos “árbol mágico”, “árbol farmacia” o “árbol de la vida”. El nombre baobab deriva del árabe “bu-hibab” (fruto de las muchas semillas). Crece en las zonas más áridas de África. Y es utilizado como ingrediente estrella en salsas y bebidas energéticas.
Una vez se ha secado el fruto del baobab, su pulpa estará lista para ser consumida de forma natural. En la cultura africana esta parte de la fruta se utiliza para resolver diversos trastornos intestinales, como diarrea, gases o dolores abdominales. Por otro lado, de las hojas del árbol baobab molidas o disecadas se pueden extraer aceites esenciales antisépticos. También se pueden preparar infusiones o tisanas.
El baobab contiene calcio y magnesio necesario para fortalecer los huesos. Es por este motivo que se recomienda incluir este ingrediente africano en dietas dirigidas a prevenir enfermedades degenerativas, como la osteoporosis. Asimismo, su alto contenido en potasio, convierte al baobab en una rápida fuente de energía.
El fruto del baobab encierra un alto valor nutritivo. Tiene seis veces más vitamina C que las naranjas y el doble de calcio que la leche. Posee altas concentraciones de vitaminas B, magnesio, hierro, fósforo y antioxidante. Hasta hace poco, solo los africanos que ingerían el fruto fresco o la pulpa se beneficiaban de estos nutrientes. Pocos fuera del continente podían disfrutar de su característico sabor áspero. Lucy Welford, de la organización PhytoTrade Africa, lo describe como «a medio camino entre la uva, la pera y la vainilla».
Un futuro promisorio
Ahora el baobab se destina a comercios de Europa y como ingrediente en mermeladas y salsas a la pimienta. Con el tiempo, se incluirá en barras de cereales y batidos. La Unión Europea ha aprobado la venta de productos alimentarios derivados del baobab. En Malawi, las mujeres ya recogen los frutos para su uso comercial. Así ganan lo suficiente para pagar la escuela de sus hijos. Los expertos estiman un mercado internacional con un potencial de 700 millones de euros anuales. «El sorprendente árbol baobab está pasando de ser una actividad doméstica a una industria de gran consumo», explica Malcolm Riley. Pertenece a la compañía inglesa de mermeladas Yozuma, especializada en ingredientes africanos. Cuenta entre sus clientes con una gran cadena británica del sector alimentario.
Tal vez habría que refutar al Principito. Y explicarle que las raíces del baobab deben crecer libremente, para no desaparecer jamás.