El origen de las fobias
Tu respiración se acelera, tu corazón palpita más rápido, sudas, tus músculos se tensan… ¿Qué sucede dentro de ti cuando tienes una reacción fóbica? En tu cerebro, la amígdala reconoce que ésta es una situación de peligro. El hipotálamo desencadena tu respuesta de lucha o huida. Y el hipocampo toma nota de tu miedo, para recordártelo la próxima vez que te enfrentes a algo similar. Pero, ¿cuál es el origen de las fobias?
La primera fobia
¿Cuál fue la primera fobia en la historia? La primera de la que sabemos, la sintió un hombre al que le aterrorizaba la música de flauta. Pero solo si la escuchaba de noche. Fue descrita hace 2.500 años por Hipócrates. El padre griego de la medicina no usó la palabra fobia. Esto ocurrió 500 años después, cuando el autor romano Celso la usó en 30 d.C.
Describió la hidrofobia. “Una enfermedad muy miserable. La persona enferma es atormentada al mismo tiempo por la sed y el miedo al agua y en la que hay poca esperanza”. Hoy, la hidrofobia -el horror al agua- se usa en el contexto de la enfermedad de la rabia. Es un síntoma característico de quienes la padecen. El miedo irracional y enfermizo al agua o a nadar se llama acuafobia.
Celso tomó la palabra fobia del dios griego Fobos. Era tan aterrador que los guerreros lo pintaban en sus escudos para asustar a sus enemigos. Un curioso dato en la historia del origen de las fobias.
Una ventaja evolutiva
Una teoría acerca del origen de las fobias es que al menos algunos miedos son innatos. Explica que el miedo nos dio una ventaja evolutiva. En un estudio que parece avalar esta teoría los investigadores les mostraron imágenes de arañas y serpientes a bebés pequeños. Descubrieron que sus pupilas se dilataban, una señal de miedo. O de intensa concentración.
Alrededor del 5% de las personas tienen estas fobias. Y quizás el mismo mecanismo nos dejó con otras fobias comunes. Como el miedo a las alturas, la oscuridad, los espacios confinados, todo ello peligroso cuando estábamos evolucionando.
Formas de contraer fobias
Existen numerosas fobias. Iatrofobia, miedo a los médicos. Pogonofobia -a las barbas-. La deipnofobia, el miedo irracional y patológico a mantener una conversación durante una cena, comida o sobremesa. Y muchas más. No se conoce la razón de las fobias. Pero sí sabemos cómo se desarrollan.
Puedes contraer una fobia al ver el miedo de otras personas. O te pueden «enseñar» una fobia. Aprender sobre los gérmenes, por ejemplo, puede conducir a la bacilofobia. Puedes desarrollar una fobia tras tener una experiencia traumática.
Curiosamente, las fobias comunes son muy similares en todas las culturas. Pero una de las pocas que es culturalmente específica es el taijin kyofusho, la fobia japonesa de avergonzar a otras personas.
Fobias sociales
Todas las fobias que hemos mencionado se clasifican como fobias simples, es decir, son miedos a cosas específicas. Pero hay dos fobias complejas. La fobia social se desencadena al estar cerca de personas que desconocidas. Y la agorafobia al estar fuera de casa, especialmente en un lugar sin rutas de escape.
Así que, si una fobia te molesta, puedes ir al médico… A menos, por supuesto, de que seas iatrofóbico. Y si quieres conocer otras, entra aquí.