Está en las dunas de Ica, en la costa sur de Perú. Es uno de los yacimientos más importantes del mundo. La enorme cantidad y buen estado de conservación son sorprendentes. El gran cementerio de animales marinos fosilizados es un importante lugar de estudio.
Autoenterramiento
Son miles de fósiles de cetáceos prehistóricos. Se le conoce como Formación Pisco. En PLOS ONE, se publicó un estudio al respecto. Permite comprender las claves de su génesis y su conservación.
Los animales muertos quedaban enterrados rápidamente en el sustrato marino. Así estaban protegidos de factores de degradación. Influían los bajos niveles de oxígeno disuelto en el fondo marino. Otros factores se sumaban a esto. Por ejemplo, el inicio temprano de procesos de mineralización. Y el rápido hundimiento de los cadáveres en un sustrato espeso.
También fue clave un mecanismo de “autoenterramiento”. Los investigadores descubrieron algo. Sucede al hundirse un gran peso en un fondo marino con corrientes marinas constantes. Los sedimentos situados bajo el cadáver se desplazan rápidamente. Esto facilita el hundimiento del cuerpo. Y lo cubre rápidamente con nuevos sedimentos. Se crea así un ambiente protegido en el que se descompone. Entonces, se fosiliza sin la acción de la erosión ni de animales carroñeros.
Meca de fósiles
El geólogo Claudio Di Celma de la Universidad de Camerino lo explica. “Ahora hay un desierto a lo largo de la costa del Perú. Pero en el pasado existía una gran cuenca marina, la Cuenca del Pisco. Tenía una gran abundancia de nutrientes y una rica biodiversidad”. La paleontóloga Elisa Malinverno es de la Universidad Bicocca de Milán. Añade: “los habitantes de esta antigua bahía se han conservado durante millones de años. Y ahora están expuestos alrededor de Ica gracias al movimiento tectónico. También, por la erosión en el ambiente desértico actual”.
El gran cementerio de animales marinos alberga centenares de fósiles. Hay animales marinos y costeros. Tiburones, ballenas, delfines, pingüinos, aves marinas, cocodrilos y más. Elisa Malinverno afirma que la ausencia de vegetación ayuda. “Facilita mucho el descubrimiento de los hallazgos”. Todo ello hace de este rincón de la costa peruana una meca para los investigadores de la vida marina prehistórica.
