El caso de las abejas momificadas
Hace 3 milenios
Son cientos de abejas momificadas dentro de sus capullos. Estaban en un nuevo yacimiento paleontológico descubierto en la costa de Odemira, en Portugal. Este es el caso de las abejas momificadas hace 3000 años.
Los capullos ahora descubiertos son el resultado de un método de fosilización extremadamente raro. Normalmente el esqueleto de estos insectos se descompone rápidamente. Sucede debido a su composición quitinosa, que es un compuesto orgánico.
Inédita conservación
«El grado de conservación de estas abejas es excepcional. Vimos no solo los detalles anatómicos que determinan el tipo de abeja. También su sexo e incluso el aporte de polen monofloral que dejó la madre cuando construyó el capullo». Lo dice Carlos Neto de Carvalho, investigador colaborador del Instituto Dom Luiz de la Universidad de Lisboa.
Los yacimientos fueron encontrados entre Vila Nova de Milfontes y Odeceixe, en la costa de Odemira. «Hay un registro fósil de 100 millones de años de nidos y colmenas atribuidos a la familia de las abejas. Pero la fosilización de su usuario es prácticamente inexistente», afirman.
El caso de las abejas momificadas hace 3000 años sorprende a la ciencia. Los capullos protegen como en un sarcófago a adultos jóvenes de la abeja Eucera que nunca llegaron a ver la luz. Esta especie aún existe. El interior de los capullos está recubierto con un intrincado hilo producido por la madre y compuesto de un polímero orgánico.
En su interior se pueden encontrar en ocasiones restos del polen monofloral dejado por la madre. De este se habría alimentado la larva en los primeros tiempos de vida. El uso de la tomografía microcomputada permite obtener una imagen perfecta y tridimensional de las abejas.
Causa de la muerte
Las abejas tienen más de 20.000 especies existentes en todo el mundo y son importantes polinizadores. Sufren una importante disminución debido a las actividades humanas y al cambio climático. ¿Qué pasaba en el período climático que se vivió hace casi 3.000 años? Estuvo marcado, en general, por inviernos más fríos y lluviosos que los actuales.
«Muchas cosas pudieron ocasionar la muerte y momificación de estas abejas. Un fuerte descenso de la temperatura nocturna al final del invierno o una inundación», explican los investigadores. Los hallazgos se publican en la revista Papers in Paleontology.