Cuando el Mar Mediterráneo estaba seco
En la historia de la Tierra, no han sido frecuentes las megainundaciones. Pero hubo una como ninguna otra. La mayor de la historia del planeta. Y tiene que ver con el fondo del Mar Mediterráneo. Allí existe una capa de sal de hasta 3,2 kilómetros de grosor. Algunos científicos creen que el mar entero se evaporó durante un tiempo, desecándose como el Sáhara al sur. Las investigaciones ahora apuntan a esos tiempos remotos. Cuando el Mar Mediterráneo estaba seco.
500 Amazonas juntos
Los detalles respecto a la desecación del mar y los torrentes de agua que rellenaron la cuenca siguen siendo un misterio. El proceso por el cual se inundó el Mediterráneo fue impresionante. Se estima que la cascada de agua que lo llenó fue 500 veces superior al caudal del río Amazonas. «Fue algo sensacional», afirma Daniel García-Castellanos. Pertenece al Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA) del CSIC. Lo cuenta en un análisis reciente publicado en Earth-Science Review. Han identificado un cuerpo de sedimentos que podría haber sido depositado por la megainundación.
Sin esta reconexión con el océano Atlántico, no existiría el Mediterráneo tal y como lo conocemos. En la actualidad, el mar Mediterráneo es una surtidor vital para la circulación global de agua. La evaporación infunde sus aguas con una dosis adicional de sal, que confluye con el Atlántico. Contribuye a impulsar las cintas transportadoras oceánicas que circunnavegan el planeta, influyendo en las temperaturas y los patrones de tormentas, entre otros factores.
Los 3 735 000 kilómetros cúbicos de agua del mar Mediterráneo se evaporan constantemente. Cada año se convierten en vapor casi 120 centímetros de agua. Las lluvias y los ríos no son suficientes para saciar el sistema. La única fuente de agua que preserva la estabilidad de esta masa es un flujo constante del vecino océano Atlántico a través del estrecho de Gibraltar.
Hace millones de años, los movimientos tectónicos bajo la superficie podrían haber desplazado el paisaje hacia arriba, obstaculizando este vínculo. El cambio podría haber cortado la ruta de escape de las corrientes salinas. Hace unos seis millones de años, las sales empezaron a amontonarse. Una acumulación colosal. Podía proporcionar a los 7700 millones de habitantes de la Tierra el equivalente a 50 grandes pirámides de Guiza de sal. Lo único habría quedado entre la cuenca vacía y el Atlántico es una estrecha franja de tierra.
Reconectando el mar
Unos 5,3 millones de años atrás, una inundación masiva traspasó esta divisoria. Reconectó el océano y el mar.
Conforme el agua aumentaba, salía por una vía cuya profundidad aumentaba y permitía el paso de más agua. En su punto álgido, el flujo podría haber sido de 100 millones de metros cúbicos por segundo. Tal vez llenó el mar en dos años o menos. Un fenómeno de tal envergadura habría excavado una cantidad de sedimento equivalente a al menos 400 millones de piscinas olímpicas.
Este fenómeno transformó toda la región. No solo por mover el agua, sino que también cortó fragmentos de roca, arena y cualquier cosa que se interpusiera en su camino.
Los científicos empezaron a analizar la historia del Mediterráneo en la década de 1950. Hallaron rasgos incrustados en las capas superiores de sal que se parecían a la superficie agrietada de un lodazal cuando se queda seco. Una pista de que las aguas no siempre habrían fluido en la superficie. Tal vez del tiempo cuando el Mar Mediterráneo estaba seco.
Los investigadores usan un método similar a una ecografía geológica. Envían al fondo del Mediterráneo vibraciones sísmicas desde un barco. Luego miden los ecos.
Es posible que las respuestas no tarden mucho en llegar. Muchos expertos esperan perforar en varios lugares del Mediterráneo en busca de más pistas.
Tan solo imaginar esta megainundación es algo monumental. Piénsalo cuando llenes tu piscina. Tal vez luego de esta cuarentena, que posterga cualquier solaz… pero solo temporalmente.