Cómo un rayo puede marcar nuestros huesos
La huella de la naturaleza
Al menos 4.500 personas fallecen anualmente tras ser golpeadas por rayos. La cifra real podría ser mucho mayor. Suele suceder en lugares remotos y no siempre hay registros detallados. ¿Qué pasa si nos cae un rayo? Bien, deja numerosas pruebas físicas que ayudan a identificar las circunstancias del fallecimiento. Daños en la piel, quemaduras o traumatismos en varios órganos. Pero unos científicos querían saber cómo un rayo puede marcar nuestros huesos.
Investigación novedosa
«Es la primera vez que se busca marcadores únicos de daños por rayos en el esqueleto humano. Nos permite reconocer los relámpagos cuando sobreviven solo huesos». Lo afirma el antropólogo forense Nicholas Bacci. Trabaja en la Universidad del Witwatersrand en Sudáfrica.
En sus experimentos anteriores, hallaron estos indicadores únicos en la osamenta de animales. «Una microfractura extensa y una fragmentación de la matriz ósea», según indica. Fue en la osamenta de un cerdo.
El mismo tipo de microfractura estaba en los huesos de una jirafa. La que le había alcanzado un rayo. En algunos cadáveres humanos donados a la ciencia, había microfracturas similares. Pero no se vinculaban con los cambios inducidos térmicamente en un hueso. Por ejemplo, debido al fuego.
«[El daño del rayo] toma la forma de grietas. Irradian desde el centro de las células óseas. O se registran irregularmente entre grupos de células», explica el antropólogo forense Patrick Randolph-Quinney.
Microfracturas reveladoras
La densidad ósea, que disminuye desde los 40 años, afecta a la frecuencia de las microfracturas. Mientras mayor eres, más daño quedará registrado en los huesos más frágiles.
¿Por qué ocurren las microfracturas? Es la onda de choque de alta presión que atraviesa un hueso, aseguran en un artículo. El paso de la energía eléctrica literalmente destruye las células óseas. Los especialistas llaman a este fenómeno barotrauma.
Para los forenses, el descubrimiento es importante. Estas microfracturas podrían ser una «prueba irrefutable» en una muerte misteriosa. Entender cómo un rayo puede marcar nuestros huesos, resuelve este problema.
Los resultados del estudio fueron publicados en Forensic Science International: Synergy.