Como un parásito desagradable puede ayudar a combatir el cáncer
Conocemos desde el siglo XX que algunas enfermedades infecciosas son un riesgo importante para el desarrollo de determinados tipos de cáncer. Y es preocupante, ya que alrededor de una sexta parte de los cánceres de todo el mundo son atribuibles a agentes infecciosos; a nivel mundial, más de 2 millones de casos de cáncer están vinculados a ciertos cancerígenos virales, bacterianos o a agentes parasitarios. Dos tercios de ello se producen en países en vías de desarrollo.
Aunque hemos sido conscientes de la conexión entre los parásitos y el cáncer desde antes del Siglo XVIII, estamos vinculando cada vez más parásitos a un mayor riesgo de desarrollar formas específicas de cáncer. Por ejemplo, los gusanos parásitos Opistorchis viverrini y Clonorchis sinensis se han relacionado con un mayor riesgo de desarrollar cáncer en el conducto biliar. Además, la infección con el gusano parásito Schistosoma haematobium puede causar cáncer en la vejiga. A nivel mundial, estas tres infecciones parasitarias causaron 8.300 casos de cáncer en 2012.
Las infecciones pueden producir cáncer mediante la manipulación directa de los genes que controlan el crecimiento de la célula huésped afectada, haciendo que la célula crezca descontroladamente. También, pueden causarlo a través de la inflamación a largo plazo que conduce a cambios en las células afectadas y en las células cercanas, o por la supresión del sistema inmunológico. Pero también sabemos que las propias defensas inmunológicas del cuerpo se pueden utilizar para combatir las células tumorales. Y ahora, un nuevo estudio sugiere que un parásito cerebral puede ser «reprogramado» para tratar el cáncer de ovario.
El equipo de investigadores responsables del nuevo estudio se dispuso a aprovechar la reacción del sistema inmune a la presencia del parásito Toxoplasma gondii (T. gondii), que se puede encontrar en las heces de gato, como una herramienta para curar el cáncer de ovario. En concreto, se identificaron proteínas específicas secretadas por T. gondii que permiten al sistema inmune atacar tumores de ovario en ratones.
Los resultados mostraron que la invasión de parásitos activos junto con proteínas específicas secretadas antes y después de la penetración de las células de ratón provocó una respuesta antitumoral y un aumento de la supervivencia de al menos 40 días (los ratones sólo viven un par de años) en comparación co los ratones no vacunados. Mientras que sobrevivir a un periodo más largo se puede considerar como una mejora, estos resultados deben mirarse con la perspectiva de que los ratones vacunados no se deshicieron del cáncer por completo, y no saben cómo el tratamiento podría afectar a la regresión del tumor en los seres humanos.
Parásito aterrador.
En el mundo de la parasitología, no hay ninguno tan popular como T. gondii. Este parásito unicelular es conocido por su capacidad para invadir y dañar el cerebro, y alterar el comportamiento de los individuos afectados. Mucho antes de que el virus Zika fuera el foco principal de preocupación, sobre todo en las mujeres embarazadas, T. gondii fue el terror no sólo para el mismo grupo de personas, sino también para aquellos con el sistema inmune comprometido, como los pacientes de VIH/Sida o pacientes con terapias contra el cáncer. Este parásito puede transmitirse de la madre al feto, poniendo a los bebés en desarrollo en riesgo de trastornos neurológicos graves. Es interesante que, lo que solía ser una infección potencialmente perturbadora, podría ser ahora el remedio para una enfermedad aún más aterradora.
La idea de convertir las defensas inmunes provocadas por la infección parasitaria contra las enfermedades no es nuevo. Algunos gusanos disminuyen la susceptibilidad a la diabetes tipo 1 y otras enfermedades autoinmunes e inflamatorias, así como promover la curación de heridas. Sin embargo, el potencial de la explotación de las respuestas inmunes asociadas con T. gondii para ayudar al sistema inmunitaria a reconocer y atacar al cáncer de ovario es complicado. El mismo grupo de investigadores ha demostrado anteriormente que el uso de T. gondii puede generar inmunidad que protege contra el cáncer de páncreas. Pero todavía es pronto y aún queda mucho trabajo por hacer para determinar si un mecanismo similar sucede en los seres humanos.