Cómo funciona el cerebro de las personas violentas
¿Es acaso genético? ¿O es el ambiente lo que vuelve violento a una persona? Las conductas agresivas y violentas constituyen un gran problema social. El sujeto agresivo suele tener deficientes relaciones sociales, laborales y familiares. Pero la naturaleza íntima de las conductas agresivas es bastante desconocida. ¿Cómo funciona el cerebro de las personas violentas?
La química de la violencia
Hace más de 40 años se demostró que las conductas agresivas en el humano se relacionaban con alteraciones en el área límbica. También con los lóbulos frontales y temporales. Hay relación entre la anatomía cerebral y la conducta agresiva. Existe una disminución del volumen de la sustancia gris en la corteza orbitofrontal en sujetos violentos. Pero, ¿qué sucede a nivel químico?
En la década de los 60, se analizaron a enfermos depresivos que se habían suicidado. Su serotonina a nivel del tronco encefálico era significativamente menor. Con baja serotonina, los niveles de agresividad de los actos suicidas son mayores. Y hay tendencia a detenciones policiales, conflictos laborales y conductas autoagresivas.
La Universidad de Helsinki realizó una célebre muestra de 36 asesinos varones para estudiar esto. Se constataron bajos niveles en sujetos de tipo impulsivo. Y más aún en aquellos que habían cometido más de un crimen.
Otro estudio describió el caso de una familia holandesa. 14 miembros fueron detenidos por actos violentos continuados. En esta familia se detectó una mutación genética ligada al cromosoma X. Ocasionaba… una disminución de la serotonina.
Para esto se empezó a usar fluoxetina, un antidepresivo. Aumenta la concentración de la serotonina. Ocasiona una reducción en la puntuación de las escalas de agresividad.
También la noradrenalina
En humanos, niveles altos de noradrenalina se relacionan con conductas agresivas
Entender cómo funciona el cerebro de las personas violentas exige conocer el papel de las hormonas. El sistema endocrino participa en el origen de las conductas agresivas, sobre todo las hormonas sexuales. Fundamentalmente la testosterona. Suele ser alta en personas agresivas.
Las circunstancias ambientales pueden condicionar una sociedad violenta. Pero ciertas alteraciones neurobiológicas influyen en estos tipos de conductas.
Este conocimiento, a pesar de los fracasos previos, puede abrir las puertas a un futuro próximo. Uno en el que se pueda controlar terapéuticamente la agresividad y la violencia.