Científicos planean crecer un cerebro de neandertal en el laboratorio
En una investigación para tratar de comprender mejor cómo difieren los cerebros de los Neandertales de los nuestrod, un grupo de científicos del Instituto Max Plank de Antropología Evolutiva en Leipzig, Alemania, planea cultivar mini cerebros en el laboratorio.
El trabajo está siendo posible gracias a la secuenciación de los genomas de las antiguas especies humanas. Lo que pretenden es explorar la capacidad cognitiva de los neandertales cultivando mini cerebros, según The Guardian.
Aunque la influencia neandertal en nuestra genética es fuerte (del 2 al 6% de nuestro genoma), los científicos quieren manipular genéticamente células madre humanas para que contengan versión genética neandertal de genes específicos.
Luego, «convencerán» a las células madre para que se conviertan en cerebros pequeños, conocidos como organoides. Crecidos hasta tener el tamaño aproximado de una lenteja, los pedacitos de tejido podrían ayudar a los investigadores a determinar por primera vez si existen diferencias significativas ente el funcionamiento del cerebro humano moderno y el de los neandertales.
Durante todo el tiempo que hemos conocido a los neandertales, el debate sobre su capacidad cognitiva ha estado sobre el papel. Durante gran parte del siglo XX, se supuso que estos homínidos cejudos y moradores de cuevas no eran demasiado brillantes, siendo neandertal un sinónimo de «tonto».
Pero durante la última década, ha habido un cambio lento pero constante en dicha opinión: pintaban sus cuerpos e hicieron obras de arte probablemente mucho antes incluso de que los humanos modernos habitaran Europa. No solo eso, sino que también se cree que tenían creencias rituales y colaboraban entre ellos.
Ahora pretenden avanzar en la cognición neandertal. El equipo planea así observar las diferencias básicas que se pueden ver entre las neuronas modernas de los humanos y los de neandertal en los organoides, para tratar de descubrir si su funcionamiento podría explicar por qué nosotros como especie parecemos ser «cognitivamente tan especiales», afirma el experto Svante Pääbo a The Guardian.