Hawking y otros científicos nos dan su opinión acerca del futuro de la humanidad
Los humanos somos curiosos por naturaleza y no podemos evitar preguntarnos como será el futuro de la humanidad mucho más allá de nuestra generación. Así, nos preguntamos si algún día colonizaremos otros planetas, si se extinguirá la raza humana o si encontraremos una cura para el cáncer. Pues bien, un panel de científicos destacados nos da su opinión acerca de estas y muchas otras cuestiones.
¿Estamos condenados a extinguirnos?
Un equipo de científicos del Instituto Woods para el Medio Ambiente de Stanford (EE.UU) y de la Universidad Autónoma de México (México) concluye que sin lugar a dudas nuestro planeta está comenzando una nueva etapa de extinción masiva que amenaza la supervivencia de la humanidad. El trabajo evidencia que aun con estimaciones muy prudentes, las especies están desapareciendo hasta 100 veces más rápido de lo normal:
“Si se permite que continúe, la vida tardaría muchos millones de años en recuperarse, y nuestras propia especie probablemente desaparecería pronto»
explica Gerardo Ceballos, líder del estudio.
La exploración forestal, la apropiación de tierras para la agricultura, la acificación de los océanos o las toxinas que envenenan nuestro ecosistema son algunas de las causas que propician la destrucción de los hábitats naturales:
“Evitar una sexta extinción masiva real requerirá rápidos esfuerzos, en gran medida intensificados para conservar las especies ya amenazadas, y para aliviar las presiones sobre sus poblaciones, en particular la pérdida de hábitat, la sobre-explotación con fines económicos y el cambio climático”, dicen los investigadores.
Hawking también tiene su opinión acerca del futuro de la humanidad y explica que disponemos de unos 200 años para encontrar la manera de habitar otro planeta. Con ello, en una entrevista concedida a BigThink, deja claro que nuestra vida en la Tierra tiene fecha de caducidad, es decir, que tenemos que abandonarla si queremos seguir con vida. Sus pesimistas predicciones responderían al riesgo de sufrir 3 tipos de catástrofes. La primera sería consecuencia de la contaminación y la sobre-explotación de recursos (que cada vez son más limitados), la segunda se refiere a una guerra nuclear y la tercera a la colisión de un asteroide.
El futuro de la humanidad más allá de la Tierra
Aquí opina Martin Rees, cosmólogo y astrofísico de la Universidad de Cambridge:
«Creo que es una ilusión peligrosa imaginar una migración en masa desde la Tierra. En el sistema solar no hay ningún otro lugar que sea tan acogedor como la cumbre del Everest o el Polo Sur. Debemos hacer frente a los problemas del mundo aquí mismo. No obstante, me aventuro a decir que en el próximo siglo habrá grupos de aventureros que, financiados de forma privada, vivirán en Marte y después quizás en otros lugares del sistema solar.
Sin lugar a dudas habremos de desearles buena suerte a esos colonizadores pioneros a la hora de emplear técnicas cíborg y biotecnología para adaptarse a ambientes alienígenas. Al cabo de pocos siglos, se convertirán en una nueva especie: la era posthumana habrá comenzado. Los viajes más allá del sistema solar son hazañas para posthumanos, orgánicos o inorgánicos.»
Claro está, si nos limitamos a los planetas de nuestro sistema solar lo tenemos un poco complicado, puesto que su ambiente (aire, radiaciones, temperatura, etc) no es apto para los humanos. Así que, en caso de haber un planeta habitable con condiciones similares a las de la tierra, éste se ubicaría fuera de nuestro sistema solar. Aki Roberge, investigadora experta en exoplanetas del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, está convencida de que este planeta existe:
«Hoy sabemos que los planetas en torno a otras estrellas son mucho más abundantes y diversos de lo que nadie había imaginado hace dos décadas. También hemos visto que el ingrediente esencial para la vida en este planeta, el agua, es común en el espacio. Parece que la naturaleza ha dispuesto las cartas a favor de una amplia variedad de planetas, incluidos aquellos parecidos a la Tierra. No tenemos más que buscarlos.»
Hawking, por su parte, afirma que para que la humanidad pueda colonizar estos planetas la ciencia tiene que avanzar mucho, puesto que actualmente, teniendo en cuenta la distancia de los posibles planetas habitables y nuestra esperanza de vida, no podríamos llegar vivos a nuestro destino:
«Hay que tener en cuenta que el sistema de estrellas más cercanas a la Tierra es Alpha Centauri y está a una distancia de 4,2 años luz. Seamos realistas, no podemos viajar a la velocidad de la luz, sólo llegamos a viajar diez milésimas partes de lo que necesitamos. Hay que tirar de ciencia-ficción, como con tecnologías de hibernación o ningún ser humano puede sobrevivir a esos viajes eternos»
¿Encontraremos vida extraterrestre?
Según Carol E. Cleland, catedrática de filosofía y coinvestigadora del Centro de Astrobiología de la Universidad de Colorado en Boulder, es posible que sí.
«Si la vida microbiana abunda en Marte, mi impresión es que la hallaremos dentro de veinte años, siempre que se parezca lo suficiente a nuestra forma de vida. Si es muy diferente de la que tenemos en la Tierra, resultará difícil detectarla. También es posible que los microbios marcianos que pueda haber no abunden y vivan en lugares a los que le cueste llegar a un vehículo de aterrizaje robótico. Las lunas Europa y Titán ofrecen más promesas. Europa es un mundo acuático donde podrían haber evolucionado formas complejas de vida. Y Titán es probablemente el sitio más interesante del sistema solar para buscar vida. Es rico en moléculas orgánicas, pero muy frío y no tiene agua líquida: si hay vida en Titán, será muy diferente de la terrestre.»
Y en cuanto a las civilizaciones inteligentes, según Beatriz Gato-Rivera, física teórica del Instituto de Física Fundamental del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), puede que nunca las encontremos.«Las especies inteligentes pueden estar razonablemente preocupadas sobre los posibles peligros de delatarse y por lo tanto se inclinan hacia la discreción”. Según la “Conjetura de la Indetectabilidad” planteada por Beatriz, podrían existir otras civilizaciones tecnológicamente avanzadas que han elegido permanecer indetectables, camuflándose, principalmente, por razones de seguridad (por miedo a que las otras civilizaciones sean agresivas).
Y por lo visto, las supuestas civilizaciones agresivas es un tema que tiene preocupado Hawking. Según el astro-físico es posible que, de momento, nuestro planeta haya sido pasado por alto por otras civilizaciones extraterrestres lo suficientemente inteligentes como para contactar con otros planetas. Si tales civilizaciones contactaran con nosotros sería porque no nos tienen miedo… eso podría significar que están más avanzadas que nosotros, algo que sin duda podría ser peligroso para la humanidad. «Si captásemos señales de civilizaciones extraterrestres», advierte Hawking, “deberíamos tener cuidado de contestar, hasta que hayamos evolucionado un poco más. Encontrarnos con una civilización más avanzada, en nuestra etapa actual», dice, “podría ser similar a cuando los primeros habitantes de América se encontraron con Colón. No creo que saliéramos beneficiados de eso”. Así pues, según Hawking, sería más seguro no intentar contactar con otras civilizaciones.
El papel del sexo en la reproducción en el futuro
Según Henry Greely, director del Centro de Derecho y Biociencias de la Universidad Stanford, el sexo no quedará obsoleto:
«No, pero es probable que se practique mucho menos para procrear. En el plazo de 20 a 40 años podremos obtener óvulos y espermatozoides a partir de células madre, probablemente de células cutáneas de los progenitores. Gracias a ello, realizaremos con facilidad el diagnóstico genético preimplantacional de un gran número de embriones, o practicaremos una sencilla modificación del genoma para aquellos que deseen embriones editados en lugar de seleccionar algunos»
Luhan Yang, genetista e investigadora de la facultad de medicina de la Universidad de Harvard (EEUU), explica que en el futuro existirá la posibilidad de tener «hijos de diseño» o «superhumanos». Al editar el ADN del óvulo y el espermatozoide o del propio embrión, se podrían eliminar los genes con enfermedades y pasar esos cambios genéticos a las generaciones futuras.
Esta tecnología se podría usar para librar a las familias de la fibrosis quística. También se podrían instalar genes que ofrecen protección de por vida contra las infecciones, el Alzheimer y, posiblemente, de los efectos del envejecimiento. Aunque, claro está, la posibilidad de diseñar humanos también tendrá su parte negativa, que dependerá, mayoritariamente, de intereses políticos y económicos.
¿Se podrán reemplazar todos los tejidos del cuerpo por otros fabricados mediante bioingeniería?
Según Robert Langer, catedrático del Instituto David H. Koch en el Instituto de Tecnología de Massachusetts:
«En 1995, junto con Joseph Vacanti, describimos en esta revista los avances sobre el páncreas artificial, el uso de tejidos plásticos como piel artificial y la electrónica puntera que permitiría ver a las personas invidentes [véase «Órganos artificiales», por Robert Langer y Joseph P. Vacanti; Investigación y Ciencia, noviembre de 1995]. Todos ellos se están haciendo realidad, sea en forma de productos o en ensayos clínicos. En los siglos venideros es muy probable que logremos sustituir casi todos los tejidos del cuerpo con tales estrategias. Crear o regenerar tejidos como los del cerebro, un órgano sumamente complejo y poco conocido, exigirá una ingente labor científica. La esperanza es que la investigación en este campo avance lo bastante rápido para remediar neuropatías como el párkinson o el alzhéimer.»
¿Entenderemos alguna vez la consciencia individual?
La consciencia de uno mismo es lo que nos hace cuestionarnos «¿quién soy? ¿de dónde vengo? ¿qué ocurre después de la muerte?» preguntas de naturaleza claramente existencial que, seguramente, ningún otro animal se hace. Lo más curioso de todo es que, a pesar de que llevamos siglos haciéndonos estas preguntas, todavía no entendemos el mecanismo biológico que nos permite tener consciencia. ¿Cual es el origen de la conciencia?¿es producto de nuestras conexiones neuronales? ¿existe algún gen vinculado a la consciencia? ¿tiene alguna función evolutiva? ¿nos hace más aptos para la supervivencia? todavía no se sabe pero Christof Koch, presidente y director científico del Instituto Allen de Ciencias del Cerebro, en Seattle, afirma que, de la misma forma que hemos logrado comprender otros aspectos de la evolución humana, lograremos entender la conciencia:
«Algunos filósofos, místicos y confabulatores nocturni pontifican sobre la imposibilidad de entender la verdadera naturaleza de la consciencia, de la subjetividad. Sin embargo, hay pocas razones para insistir en un discurso tan derrotista y muchas para esperar con anhelo el día, no tan lejano, en el que la ciencia logrará una comprensión natural, cuantitativa y predictiva de la consciencia y de su lugar en el universo.»
¿Colonizaremos el espacio exterior?
Catharine A. Conley, responsable de protección planetaria de la NASA, afirma que:
«Depende de qué entendamos por «colonizar». Si se trata de llevar robots a otros planetas, ya lo hemos hecho. Si significa enviar microorganismos, conseguir que persistan y quizá que proliferen, entonces, por desgracia, no es improbable que lo hayamos hecho también: posiblemente en Marte, con la nave Phoenix y casi con seguridad con el vehículo explorador Curiosity, que cuenta con una fuente de calor y que no fue esterilizado de igual modo que la sonda Viking.
Si hablamos de que los humanos vivan en otros lugares durante largos períodos de tiempo pero sin reproducirse, algo así podría ocurrir dentro de unos cincuenta años. No obstante, si de lo que se trata es de construir un entorno que se sustente a sí mismo y en el que los humanos puedan vivir de modo indefinido sin más auxilio que una modesta ayuda por parte de la Tierra (y esta es la definición práctica de colonia, al menos si nos atenemos a las que en su día estableció Europa fuera del continente), creo que eso solo sucederá en un futuro muy remoto, suponiendo que sea posible en absoluto.
Hoy sabemos muy poco sobre cómo construir un ecosistema cerrado y resistente a las perturbaciones ocasionadas por la introducción de nuevos organismos o por acontecimientos no biológicos (como en Biosfera 2, por ejemplo). Creo que ello supone un problema mucho más difícil de lo que la gran mayoría de quienes propugnan la colonización espacial percibe. Primero habría que resolver una larga serie de problemas técnicos; entre ellos, el del tratamiento del aire. Por el momento, ni siquiera hemos colonizado ninguna región subacuática de la Tierra. Asentarnos en un lugar en el que apenas hay atmósfera resultará mucho más complicado.»
¿Descubriremos una cura para el cáncer? ¿Y para el alzhéimer?
La doctora Pilar España Saz, especialista en Oncología, investiga con células madre para encontrar una cura para el cáncer. En su opinión el cáncer nunca desaparecerá pero sí se conseguirá una cura eficaz, como ha pasado con muchas otras enfermedades que antiguamente eran la causa de muchas muertes (por ejemplo, la apendicitis):
«Ahora todo avanza mucho más en materia de investigación. En un plazo de cincuenta años yo creo que la gente no se morirá de cáncer, habrá otro tipo de enfermedades por las que se mueran, pero no de cáncer, porque estará controlado mediante algún tipo de fármaco eficaz que acabe con él, sin duda.»
Por su parte Reisa Sperling, catedrática de neurología de la escuela de medicina de Harvard y directora del Centro para la Investigación y el Tratamiento del Alzhéimer, opina sobre si habrá una cura para el alzhéimer:
«No estoy segura de que vayamos a lograr una cura como tal, pero sí albergo grandes esperanzas de que, de aquí a unos diez años, surja una terapia que modifique el curso de la enfermedad. Ya existen ensayos de prevención en los que se practican intervenciones biológicas antes de que aparezcan los síntomas. Y no tenemos que curar el alzhéimer: basta con retrasar la aparición de la demencia entre cinco y diez años. Según varias estimaciones, un retraso de cinco años de la terrible y costosa fase de demencia reduciría el gasto que esta implica para Medicare (el sistema de asistencia médica en EE.UU.) en casi un 50 por ciento. Y, más importante aún, muchas personas mayores morirían en la sala de baile en vez de en una residencia.»
El temido holocausto nuclear
El holocausto nuclear hace referencia al riesgo de extinción de la vida humana en la Tierra debido a una guerra nuclear. Durante la Segunda Guerra Mundial, los Estados Unidos utilizaron sus recientes conocimientos acerca de las partículas nucleares (fruto de una amplia investigación en la que participaron los científicos más importantes del siglo XX, entre ellos, Albert Einstein) para crear unas armas devastadoras, las bombas nucleares. Estas armas fueron arrojadas, por primera vez, en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, que fueron destruidas por la explosión de la bomba y la radiación. El ataque nuclear dejó un legado (mutaciones genéticas inducidas por la radiación) que todavía perdura.
Lamentablemente, la tecnología nuclear ha avanzado y ahora su capacidad destructiva es aun mayor. Además, muchos otros países (no solo Estados Unidos) tienen ya acceso a esta tecnología. Sin duda un nuevo conflicto internacional en el que todos los países implicados usaran amas nucleares resultaría en el exterminio de la raza humana.
En este último apartado opina Frank Von Hippel, catedrático emérito de la Escuela Woodrow Wilson de Asuntos Públicos e Internacionales de la Universidad de Princeton y cofundador del Programa de Ciencia y Seguridad Global de dicha universidad:
«Tras Pearl Harbor, EE.UU. dispuso su arsenal nuclear para hacer frente a un posible ataque sorpresa en el que la Unión Soviética intentase destruir todas las fuerzas estadounidenses accesibles. Hoy no cabe esperar una ofensiva así, pero cada bando sigue manteniendo unas 1000 ojivas en misiles balísticos submarinos e intercontinentales para ser lanzados en caso de alerta. Dado que el tiempo de vuelo de un misil es de entre 15 y 30 minutos, una decisión que podría derivar en cientos de millones de muertes tendría que tomarse en cuestión de minutos. Eso deja la puerta abierta a una guerra nuclear accidental o incluso al lanzamiento de misiles por piratas informáticos.
Estados Unidos no necesita mantener esa posición con fines disuasorios, ya que en todo momento dispone de unas 800 ojivas distribuidas en submarinos inalcanzables. Sin embargo, en caso de guerra, tanto el Comando Estratégico de EE.UU. como la Fuerza de Misiles Estratégicos rusa querrán usar sus arsenales terrestres antes de que puedan ser destruidos. La Guerra Fría ha concluido, pero la gran Máquina del Juicio Final que resultó de aquella confrontación aún sigue con nosotros. Y es delicada.»
Y hasta aquí el futuro que nos espera teniendo en cuenta nuestra situación actual. Es obvio que los avances de la ciencia y la tecnología aportarán muchas cosas buenas, aunque también acarrearán muchos peligros, sobretodo si no hacemos un buen uso de ellos…
Y tú, ¿qué opinas de todo esto?