Un oficial ruso evitó un desastre nuclear
Ocurrió en la década del 60, durante la Guerra Fría
Corría 1962, en plena crisis de los misiles en Cuba. La Guerra Fría estaba en su punto más álgido y el presidente Kennedy había decretado un bloqueo a Cuba. Nadie podía navegar por las aguas que rodean la isla. Sin embargo, un submarino ruso B-59 permanecía oculto en esas aguas, pero un buque de la Armada estadounidense lo detectó. Los norteamericanos comenzaron la caza del submarino lanzando cargas de profundidad, para obligarlo a emerger e identificarse. Lo que ignoraban era que el submarino soviético estaba armado con misiles nucleares. Pudo ser un desastre, pero un oficial ruso lo evitó.
Una decisión que podía provocar la 3° guerra mundial
El comandante soviético a bordo del B-59, Valentín Savitsky, decidió responder el ataque con un torpedo nuclear. Ordenó armar el torpedo con su cabeza nuclear y momentos después el segundo al mando aprobó la misma orden.
El submarino tenía problemas a bordo, ya que estaban soportando temperaturas por encima de los 40 °C debido a una falla en el aire acondicionado. Además, llevaban días sin poder comunicarse con los altos mandos soviéticos, por lo que, por falta de información, desconocían si había comenzado una guerra.
En esta situación, el comandante soviético a bordo del B-59 se enfrentaba a una difícil elección. Debía decidir si disparar un misil contra un buque de la Armada estadounidense o abstenerse. El torpedo listo para disparar tenía una potencia similar a la bomba lanzada en Hiroshima. Sin embargo, una carga de profundidad contra el submarino terminó por influir en la decisión de Savitsky para lanzar el torpedo.
Un oficial ruso evita el desastre
Un nuevo oficial, Vasili Alexandrovich Arkhipov, entró en escena a tiempo para influir en una decisión crucial y salvar al mundo de un desastre de consecuencias desconocidas. A pesar de tener el mismo rango que Savitsky, Arkhipov logró calmar la situación y convencerlo de no lanzar el torpedo nuclear. Su voto negativo fue determinante en la cadena de mando, evitando así el ataque.
Se sabe que Arkhipov convenció a Savitsky de que la situación no era un ataque, sino simplemente una solicitud de identificación. Gracias a su persuasión, el submarino ruso, un modelo antiguo de tipo diésel, emergió para responder. Originalmente, la misión del submarino era llevar misiles directamente a Cuba, pero recibieron órdenes de esperar en el mar antes de llegar a su destino. Savitsky tomó la decisión de permanecer sumergido para evitar ser detectados por los estadounidenses, lo que resultó en la pérdida de comunicación con el Alto Mando soviético.
Arkhipov merece un reconocimiento por salvar al mundo de una guerra de consecuencias devastadoras. Sin embargo, murió en 1998 en el anonimato, a causa de un cáncer de riñón. Su nombre estará oficialmente incluido en la historia el día que los informes rusos se den a conocer.