Tomanowos, el meteorito misterioso
Existe un meteorito del cual podría escribirse una novela de viajes y aventuras. Su travesía en nuestro planeta es histórica. Como si no fuera suficiente el hecho de viajar millones de kilómetros espaciales. Hoy yace en el Museo de Historia Natural de Nueva York. Los colonos europeos la encontraron hace más de cien años junto a Portland (Oregón). Esta es la historia de Tomanowos, el meteorito misterioso.
Tomanowos es un raro meteorito de 15 toneladas compuesto de hierro y níquel (Fe 91 %, Ni 7,6 %). Estos átomos de Fe y Ni se formaron mediante fusión nuclear en el núcleo de estrellas. Convertidas en supernovas, sufrieron gigantescas explosiones que los esparcieron por el espacio.
Hace un largo, largo tiempo
Hace unos 4 500 millones de años, estos átomos pululaban en una nebulosa de detritos cósmicos que comenzaba a agregarse para formar protoplanetas en el sistema solar. Tomanowos fue parte del núcleo de uno de estos protoplanetas, en cuyo centro se acumulan siempre los metales más pesados.
Hace unos 4 000 millones de años, una colisión entre dos de esos protoplanetas lo devolvió al espacio. Un choque es la única manera conocida de extraer una masa de 15 toneladas del centro de un protoplaneta. Hace apenas 17 000 años, la órbita de Tomanowos finalmente se cruzó con la terrestre. El meteorito entró en nuestra atmósfera. Aterrizó plácidamente en un casquete glaciar en Canadá.
El glaciar transportó lentamente a Tomanowos hacia una lengua glaciar que bloqueaba el río Fork en Montana (EE. UU.). Arrastrada por el glaciar, la roca llegó a la presa de hielo justo el año en que esta colapsó por la presión del agua. Provocó una de las mayores inundaciones jamás documentadas: las inundaciones de Missoula. Dieron forma a los Scablands y transformaron el paisaje del estado de Washington. El fenómeno alcanzó una intensidad equivalente a varios miles de cataratas del Niágara.
Viaje en el hielo
El meteorito quedó atrapado en un bloque de hielo y fue arrastrado flotando en la inundación. Cruzó los estados de Idaho, Washington y Oregón. Con el tiempo quedó expuesto a la atmósfera. Durante miles de años, la lluvia reaccionó con un mineral raro en la Tierra pero común en los meteoritos, la troilita (FeS). El agua disolvió lentamente el hierro, formando las cavidades de la roca.
Los Clacamas llegaron a Oregón probablemente poco después de la inundación. Lo descubrieron y le dieron nombre. ¿Sabrían de dónde venía? Su nombre significa: “el visitante del cielo”.
En 1902 un colono llamado Ellis Hughes decidió apropiarse en secreto de la roca de hierro trasladándola a sus tierras. Un vecino demandó a Hughes alegando que la roca había aterrizado en su propiedad. Al final, la Compañía de Hierro de Oregón se apropió de este. Y la vendió al museo de Nueva York.
Las autoridades, que ya habían decidido relocalizar a los Clacamas en una reserva, decidieron también reubicar a Tomanowos, el meteorito misterioso, en la otra costa de los EE. UU. Hoy, los descendientes de los clacamas conservan aún el derecho a visitar al visitante que reunió al cielo, el agua y la tierra en la última parada de su aventura estelar.