Los niños lobo son otra aberración de la Segunda Guerra Mundial
Entre las aberrantes historias e injusticias que dejó la Segunda Guerra Mundial, se puede contar la de los niños lobo o wolfskinder. Niños alemanes huérfanos que el ejército rojo soviético persiguió y obligó a una eterna huida para salvar sus vidas.
Una decisión equivocada provoca una tragedia
En Prusia Oriental, Erik Koch, jerarca alemán a cargo, al conocer el avance del ejército rojo se negó a ordenar una evacuación. Sin tener en cuenta que eran alemanes como él, condenó a miles de civiles a una marcha forzada con temperaturas de 25° bajo cero para huir de una muerte segura.
Durante el éxodo, soportaron además, el embate de carros de asalto rusos y los aviones rojos que los hostigaban. Eran alemanes y para el ejército rojo eran invasores en potencia, así fuesen mujeres, ancianos o niños. En esa masacre de civiles, muchos niños quedaron sin sus padres porque habían muerto o porque los separaban de ellos.
¿Quiénes fueron los niños lobo?
Ante el inexorable avance del ejército rojo, a principios de 1945 un estimado de entre 12 y 14 millones de civiles alemanes tuvieron que abandonar sus tierras. Cuando los soviéticos entraron en Prusia Oriental, miles de niños huérfanos tuvieron que adentrarse en los bosques para no ser asesinados por el ejército rojo.
Por esto los bautizaron wolfskinder o niños lobo. Eran niños de corta edad obligados a sobrevivir sin tener conocimiento de cómo hacerlo. Fue otra de las atrocidades cometidas durante la guerra, esta vez por parte del ejército rojo soviético.
Los soldados rojos entraron a Prusia Oriental, como también en otras regiones, decididos a vengarse de las atrocidades de los alemanes. Violaron a las mujeres alemanas, mataron a hombres y ancianos, y asesinaron a los niños, para “que cuando crecieran no se convirtieran en nazis invasores”.
Un novelista ruso, de nombre Ilya Ehrenburg, incitaba a los soldados a tomar revancha sobre mujeres y niños. Como defensa a tales atrocidades, se dijo que los rojos querían venganza. Esto sumado al cansancio y la gran cantidad de alcohol que bebían, no discernían lo que hacían.
¿Cómo continuaron con sus vidas los niños lobo?
Muchos niños huérfanos llegaron a escapar a Alemania. Pero otros tantos murieron bajo el fuego rojo. A los que lograron sobrevivir, los trasladaron a orfanatos en Rusia. Pero los que se adentraron en los bosques, quedaron aislados y llegaron por sus propios medios a Lituania.
Algunos mendigaban en las calles y otros pidieron trabajo en las granjas que encontraban en el camino. Una vida muy difícil para niños pequeños sin sus padres y sin conocer el idioma. Al conocer su procedencia, estaban expuestos a la violencia y la crueldad de algunos ciudadanos lituanos. A unos pocos los adoptaron familias lituanas, hasta que Rusia les prohibió su adopción legal. Fue entonces cuando muchas familias que se habían encariñado con los niños, les cambiaron sus identidades.
Recién en 1990, cuando cae el régimen soviético, algunos niños lobo, ya casi ancianos, pudieron volver a Alemania. Muchos se reencontraron con sus parientes, a los que no conocían. El escritor Alvydas Slepikas en su libro “Bajo la sombra de los lobos”, narra la historia de muchos de los niños lobo sobrevivientes.
La mayoría de las personas en el mundo recién allí se enteraron de la existencia de aquellos wolfskinder. Ni los rusos ni los alemanes, jamás hablaron de ellos, quizá por las atrocidades cometidas. Los niños lobo fue un tema público después de 1990.