Los árboles prehistóricos eran mucho más complejos que los actuales
Seguramente creamos que los árboles de la prehistoria fueran más simples, dado que a la evolución no le dio tiempo a hacerlos «más complejos». Pero todo lo contrario. Los restos fosilizados de un árbol que vivió hace 374 millones de años sugiere que los primeros árboles que conocemos podrían haber sido muy complejos internamente, más que los que tenemos hoy en día.
El estudio se ha centrado en los fósiles de cladoxilopsidos. Mientras que los árboles de hoy en día tienen un sistema vascular central, llamado xilema, estos especímenes antiguos tienen múltiples de estas xilemas ubicados a cinco centímetros en el exterior del tronco.
La investigación ha sido llevada a cabo por un conjunto internacional de investigadores, que afirman que esta distribución sugiere que esos árboles crecieron de una manera diferente a los de hoy en día. Actualmente, los árboles producen anillos alrededor de su xilema central, y cada anillo representa un año de su vida. En los antiguos cladoxilopsidos los anillos crecían alrededor de cada xilema, debido a que, según los expertos, parece ser que eran múltiples árboles dentro de uno solo.
«No hay otro árbol que conozca en la historia de la Tierra que haya hecho algo tan complicado: al mismo tiempo desgarró su ‘esqueleto’ y colapsó por su propio peso, mientras se mantenía con vida y crecía hacia arriba y hacia afuera… quería convertirse en la planta dominante de su época», afirma Chris Berry, de la Universidad de Cardiff.
El mismo experto ha trabajado con muchos árboles y fósiles diferentes, pero se ha centrado en los cladoxilopsidos durante casi 30 años. Aunque siempre ha trabajado con pequeños fragmentos, por suerte apareció un tronco entero y bien conservado de esta especie en el noroeste de China.
«Los ejemplos anteriores de estos árboles se llenaron de arena cuando se fosilizaron, y solo ofrecían pistas sobre su anatomía», dice. «El tronco obtenido de Xinjiang era enorme y estaba perfectamente conservado en sílice gracias a los sedimentos volcánicos, lo que nos ha permitido analizar cada célula del árbol«.