Hay un factor relevante en nuestra alimentación que ayudó al progreso de la raza humana. ¿Cuáles fueron las extinciones que favorecieron nuestra evolución? En particular, la de las presas grandes, en las que se basaba la nutrición humana. Esto obligó a nuestros ancestros a desarrollar armas mejoradas para cazar presas pequeñas. Y de paso, impulsó adaptaciones evolutivas.
Un nuevo estudio de la Universidad de Tel Aviv revisó la evolución de las armas de caza. Fue desde las lanzas con punta de madera y piedra, hasta el sofisticado arco y flecha de una época posterior. Esto se correlacionó con cambios en el tamaño de las presas y la cultura y fisiología humana.
Más pequeños
Los investigadores explican: «Necesitábamos cazar presas cada vez más pequeñas y más rápidas. Los cambios en las armas de caza eran un reflejo de una mejora cognitiva». El estudio fue dirigido por el Dr. Miki Ben-Dor y el Prof. Ran Barkai de la Universidad de Tel Aviv. El artículo fue publicado en Quaternary.
El Dr. Ben-Dor dice en un comunicado: «Analizamos los hallazgos de nueve sitios prehistóricos. Buscamos una correlación entre la aparición de lanzas con punta de piedra y la disminución progresiva del tamaño de las presas. Se examinó un sofisticado método de tallado de piedras conocido como técnica de Levallois. Es especialmente indicativo de desarrollo cognitivo. Se prepara un núcleo de piedra de buena calidad y luego se corta un objeto puntiagudo de un solo golpe. El proceso requiere que imagine el resultado final de antemano”.
Se halló una importante coincidencia. «Se detectó algo en todos los sitios. Las puntas de piedra hechas con la tecnología Levallois aparecieron simultáneamente coincidiendo con otro evento. La disminución relativa en la cantidad de huesos de presas grandes».
Evolución asociada
Al final del Paleolítico superior, hace unos 25.000 años, surgieron nuevos medios de caza. Perros, trampas y anzuelos de pesca. Se han conocido datos sobre esta evolución continua de las armas de caza. Estuvo acompañada de una mejora de la cognición y las habilidades humanas.
Las extinciones que favorecieron nuestra evolución, precisamente, son la de las especies grandes. Los mamuts eran un componente importante de la dieta humana durante un millón de años. Su desaparición coincidió con el hecho de que los humanos desarrollaran nuevas habilidades. Es irónico que ahora soñemos que traer mamuts de nuevo a la vida.
