La sala ritual de 35.000 años
Un grupo de arqueólogos la descubrió en la cueva de Manot. Es una gran galería. Según el equipo, los antiguos cazadores-recolectores visitaban para celebrar rituales hace unos 35.000 años. En el interior había un canto rodado de dolomita con una imagen grabada que se asemeja a un caparazón de tortuga. La sala ritual de 35.000 años presenta nuevas interrogantes.
Es un hallazgo extraordinario. Arroja luz sobre la complejidad del comportamiento humano y la expresión cultural durante el Paleolítico en el Levante. La importancia de este artefacto radica no solo en su antigüedad. También en su potencial para representar uno de los primeros ejemplos de actividad ritual en la región.
Inicios de la religión
Hay un marcado contraste entre la escasez de expresiones artísticas en el Levante y los ricos tesoros de arte paleolítico hallados en Europa. En Europa abundan las pinturas y figurillas rupestres. Pero las pruebas de prácticas similares en el Levante han sido limitadas. Por eso este hallazgo es tan importante. Se usó microscopio láser y réplicas de herramientas, subrayando la sofisticación de los primeros habitantes y su capacidad para el pensamiento simbólico.
«Esta roca simboliza los inicios de la religión», destaca el Israel Hershkovitz. Las personas podrían haber utilizado la galería para celebrar rituales o grandes reuniones. Si esta suposición es correcta, se trataría del primer complejo ritual del Paleolítico Superior descubierto en el Levante. Los investigadores señalan que esta parte de la cueva estaba muy oscura. Los cazadores-recolectores probablemente usaban iluminación artificial durante tales eventos.
Llevando prácticas rituales
La sala ritual de 35.000 años no fue accidental. Había presencia de ceniza de madera. El transporte de la pesada roca a una parte aislada de la cueva implica que este lugar fue elegido por su potencial para prácticas espirituales o ceremoniales.
Se asocia el hallazgo con una población que incluía híbridos de Homo sapiens y neandertales. Esto añade otra capa de complejidad a nuestra comprensión de la evolución humana y el intercambio cultural. Las tradiciones artísticas conocidas de la cultura auriñaciense pueden haber influido en estos grupos. Cuando emigraron de vuelta al Levante, trajeron consigo no solo su herencia genética, sino también sus prácticas artísticas y rituales.